Después del alcalde Vázquez, siempre activo en la disponibilidad de suelo edificable, sus sucedáneos en la Alcaldía de La Coruña han sido personajes con dudas de orientación urbanística para los cuales el capital fue más protagonista que la sabiduría. Borges calificaba la inseguridad en estos actos políticos "momentos de debilidad mental". Renzo Piano, arquitecto genovés. Premio Pritzker, el nobel de los arquitectos, guardaba la premisa de que "la naturaleza nos gobierna" y debe ser la naturaleza, insistimos, la que guíe el proyecto coruñés de la fachada marítima, especialmente en su línea litoral. Ganivet solía repetir que "todo es decoración", pero debemos vigilar que no se pierda el decoro. El losadismo, heredero del vazquismo, resultó un fiasco. La filosofía caraqueña se impuso. Someso se puede calificar como la metáfora del hormigón. El caraquismo viene a ser el urbanismo sin metros que exige un desarrollo selectivo en altura. El urbanismo, practicado sin visión política, parece, en muchos casos, dictado por los promotores. El retraso de la Intermodal, indispensable para la fachada marítima, nos lleva a la recuperación de los amplios solares del antiguo rellenado de San Diego, a sus instalaciones ferroviarias y al resurgir del tráfico por ferrocarril de contenedores hacia la Meseta, como impone la UE. Se da la circunstancia de que el puerto de La Coruña, el primero en contar con ferrocarril en sus muelles, es actualmente, después de Gijón y Santander, el de mayor volumen en el traslado de mercancías directamente de barco a tren. La paradoja es que lo han dejado sin comunicación ferroviaria con el gran puerto exterior. De nuevo, conviene ahuyentar a quienes, desde fuera, muchas veces sin haber pisado el territorio sobre el que deben planificar, quieran imponernos el diseño de nuestra urbe.

El Ofimático se inició, siendo alcalde Losada, pese a los recursos que se habían planteado y a los reparos de la Xunta. Fomento diseñó la Intermodal sin contar con la Xunta, ni haber pactado el traslado de la estación de autobuses, decisiones originales que nos indican que la política no puede supeditarse a la confrontación sistemática.