Cumplir el Acuerdo Verde europeo supondrá dejar de lado, paulatinamente, los recursos del petróleo y del carbón como fuentes energéticas indispensables para el desarrollo, aunque todavía están por ver los detalles de las alternativas que deben ponerse en marcha. También está por concretar el gasto que va a suponer este cambio radical hacia una economía no contaminante, que en cualquier caso debe ser capaz de sostener el empleo. Se habla de un presupuesto inicial de 300.000 millones de euros, pero la decisión de la Comisión Europea es firme ante la necesidad perentoria de frenar el deterioro del medio ambiente. El plan económico de la Unión Europea es tremendamente ambicioso pero necesita ser sostenido por una visión ética, cultural y política que recobre la centralidad de la dignidad humana, solo así podrá gestarse una ecología integral.