Hay distintas clases de negacionistas y negacionismos, que en el orden de la culpa oscilan entre la ignorancia invencible y la contumacia criminal. Hay gente que, simplemente, mete la cabeza en un agujero ante una amenaza, como el avestruz. Como se trata de un bloqueo psíquico, está exenta de culpa. Hay otra que aunque ve lo que está pasando, y dispone de información, finge ignorarla y se engaña. Es sin duda culpable, pero su culpa influye poco en el resultado. Y luego están los que no solo tienen la información, sino que por su posición pueden contribuir a frenar el cambio climático, y no lo hacen porque solo buscan el propio beneficio a corto plazo, despreciando el interés de la humanidad. Aquí se trata ya de un dolo que agrava el problema y pone en riesgo millones de vidas, o incluso la vida. A estos habrá que ir montándoles un tribunal, pues antes o después deberán pagar por ello.