Hoy me siento frente al televisor y escucho la noticia de que la embajada de Estados Unidos en España advierte a las visitantes norteamericanas en nuestro país que extremen las precauciones al ser considerar España como un lugar peligroso.

Se les advierte de que si no vigilas tu copa, en España te drogarán; si no vigilas tus espaldas, en España te asaltarán; si vas sola, da por seguro de que en España te violarán.

Acto seguido se emite un reportaje donde varias adolescentes estadounidenses residentes en España hablan del miedo que sienten en nuestro país. De que cuando rechazas a un chico español (a todos) no se lo toma nada bien. Que nuestro carácter es especial.

Todo esto, a solo un mes de distancia de una sospechosa denuncia, presuntamente falsa, a unos chicos afganos por parte de unas chicas de origen estadounidense con las que volvieron a quedar al día siguiente de la supuesta agresión.

España está a la cola en denuncias de estos delitos de la Unión Europea, y países como Alemania, Suecia o Dinamarca se sitúan muy por encima de nuestro país y superan la media europea, mientras que España se mantiene por debajo de la media.

El alarmismo social oculta una realidad en la que España es un lugar seguro y agradable, o como poco, no lo es menos que el resto de países de la UE. Un país donde el turismo es una de las principales fuentes de riqueza.

Viendo estos casos, uno se pregunta, ¿Qué respuesta pública da el cuerpo diplomático español a esta acusación pública? ¿Dónde está el Gobierno?