La economía es bastante inhumana, pero lo que le sucede al humano acaba reflejándose en la economía, que a su vez rebota a los humanos ese reflejo ampliado. Si los rebotes se repiten mucho y el juego toma velocidad, la burbuja o la crisis (según sea el proceso) está cantada. Por ejemplo, la epidemia del coronavirus influirá sin duda en la economía, pues afecta a una de las principales potencias económicas del mundo. Tanto tiempo hablando de que un resfriado en una gran economía acaba llegando hasta las tiendas de nuestra calle, y ahora el ejemplo está ahí nada menos que con neumonía. Es lógico que autoridades sanitarias y gobiernos se centren en tratar a los enfermos e impedir que el mal se propague, pero autoridades económicas y organismos financieros deberían intentar evitar la propagación del efecto económico y su virulencia. La mortandad de este puede ser mayor todavía.