Las instalaciones de la fábrica de armas en A Coruña encaran una esperanzadora nueva vida después del fracaso incontestable de resucitarla como factoría de armamento. En sus seis años de proyecto industrial inerte, Hércules de Armamento, a la que el Ministerio de Defensa adjudicó la concesión de la factoría a finales de 2014, ha acumulado impagos a trabajadores y contratistas, ha llegado a la rocambolesca realidad de perder la licencia para fabricar armas por esas deudas, y ha sido declarada en "insolvencia total" por los juzgados de lo Social de A Coruña en las demandas de los trabajadores, a los que no pagaba el sueldo. Hércules de Armamento, por fin, es pasado en A Coruña y deja paso al proyecto de la Ciudad de las TIC, impulsado por la Universidad y el Clúster de empresas de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC).

Con Hércules desalojada de la factoría de Pedralonga tras un año de pelea en los juzgados por su negativa a irse, la institución académica coruñesa, de la mano de las empresas del sector y con apoyo unánime en la ciudad, ultima la firma del acuerdo de cesión de parte de las instalaciones para desarrollar su proyecto de investigación. Según ha informado el rector, Julio Abalde, en la comisión municipal especial de las TIC, Defensa cederá 120.000 metros cuadrados, menos de la mitad del suelo de Pedralonga, a la Universidad por un período inicial de 25 años prorrogable otros 25 en tramos de cinco. El canon que cobrará será de 260.000 euros por ejercicio a partir del cuarto año. A los cinco años desde la firma del convenio, la Universidad podrá negociar la adquisición del suelo a Defensa.

El rector coruñés precisó a los grupos políticos municipales que la Ciudad de las TIC requerirá una inyección económica inicial de veinte millones de euros para echar a andar en sus primeros tres años, y otros treinta para completarse. Esta inversión se destinará a la urbanización de los terrenos, a obras para favorecer las conexiones viarias y a mejoras en los edificios existentes. Julio Abalde confía en contar con subvenciones europeas, y en que exista financiación pública y privada. De momento, la Xunta solo incluye la Ciudad de las TIC en una partida genérica de 8,3 millones de euros para proyectos estratégicos y el Ayuntamiento no la recoge en sus presupuestos, aunque los acuerdos de mandato del PSOE con Marea Atlántica y el BNG la sitúan como iniciativa fundamental para el Ayuntamiento.

La Ciudad de las TIC aspira a ser un polo de referencia en la investigación y el desarrollo tecnológico, con espacios para el nacimiento de nuevas empresas y compañías innovadoras. Según los planes presentados por la Universidad a las diferentes administraciones, gigantes del sector en España, como Indra, han comprometido su entrada en el proyecto. R, Éveris, Cinfo e Igalia también se han comprometido a ocupar suelo en Pedralonga, según la Universidad.

La ambición con la que surge la Ciudad de las TIC y el apoyo unánime en los gobiernos local, autonómico y estatal debe ser un espaldarazo definitivo para su impulso, sin pasos atrás. Pocos proyectos disfrutan de semejante respaldo institucional y empresarial, menos en un campo, el de la industria y la innovación, en el que A Coruña ha ido perdiendo peso en los últimos años en favor del sector servicios, excesivamente dependiente de la evolución del consumo.

La historia de la fábrica de armas ha estado jalonada de demasiados pasos en falso: un fallido proyecto para emplear a sus trabajadores en una fábrica de discos duros de ordenador en Bergondo; la amenaza de cierre del Gobierno de José María Aznar en 1996, solo evitada por la presión social en la ciudad; la privatización de la Empresa Nacional Santa Bárbara en 2001 en la ola de ventas del patrimonio industrial público por el Ejecutivo de Aznar; el desmantelamiento con su nueva propietaria, la estadounidense General Dynamics; y el más reciente fracaso de Hércules de Armamento, con acta de defunción esta misma semana. Solo un dato para apreciar lo que fue y cómo se hundió: la fábrica abrió con 1.241 empleados en 1958 y General Dynamics la cerró con menos de 200.

Demasiados ejemplos de que las cosas se han hecho especialmente mal y dando tumbos sin más dirección que la muerte de un referente industrial en la comarca de A Coruña. Estos antecedentes dan más valor al proyecto impulsado por la Universidad, a la necesidad de que prospere. Y, en ese fin, Ayuntamiento, Xunta y Gobierno central deben volcarse más que nunca, facilitando su desarrollo y convirtiéndolo también en ejemplo de colaboración institucional, algo a lo que, por desgracia, no nos tienen acostumbrados.