Murió casi centenario Jean Daniel, el analista europeo más importante del siglo XX. Habrá que matizar la restricción continental, porque John Kennedy lo utilizó como intermediario con Fidel Castro. Y habrá que corregir la constricción temporal, porque en 2018 y a los 98 seguía publicando en Le Nouvel Observateur los mejores comentarios sobre la actualidad. Con esta desaparición, se acabaron los periodistas más inteligentes que su asignatura, y que se negaban a ir a remolque de las modas.

Disfruté de una larga tarde con Daniel en el verano de 2012. El periodista festejaba la entrega del premio Formentor a su amigo Juan Goytisolo. Todavía se sentía frustrado por el hecho de que Zapatero hubiera sido el único líder europeo de izquierdas en medio siglo que no lo hubiera requerido como consejero áulico. Influido sin duda por el entorno, se atrevió a contestar con sinceridad al mayor reproche que se le puede formular:

-¿Ocultó usted alguna vez información suministrada por su amigo François Mitterrand?

-Hay cosas que no dije. Todas las relaciones entre periodistas y hombres de Estado son comprometidas.

Mientras avanzaba la tarde, solo fuimos interrumpidos telefónicamente por Catherine Camus. "Está preocupada por el centenario de su padre", comentaba el intelectual que modificó una época sin apearse nunca del periodismo, a diferencia de la incursión ministerial de Françoise Giroud. En realidad, Daniel se consagró a ampliar la experiencia de un Camus "sin quien yo no hubiera sido el mismo", a trasladar al siglo XXI la convicción de que "nada vale la pena, y la vida no tiene sentido". Y sin embargo, basta "un soplo de fraternidad" para justificar la existencia. Su vigencia demuestra que ahondó en las raíces de la actualidad. Nadie lo expresó mejor que Edgar Morin, muy activo a los 99. "Nunca he dejado de admirar la calidad de la inteligencia de Jean Daniel".