Aprovecho la circunstancia de la gran cita electoral del llamado Supermartes norteamericano para releer Patria e Imperio de Gore Vidal, una selección de artículos prologada por Manuel Vázquez Montalbán y editada en abril de 2001. Lectura es muy oportuna porque nos sirve para constatar que desde aquel tiempo la evolución política de la gran República del norte ha ido a peor como ya presentía el autor, entre otras obras, de 1876, Burr, Lincoln, Imperio o The Golden Age. Ahora, en la Casa Blanca reina un personaje procaz, Donald Trump, que entre otras barbaridades machistas ha dicho que cualquier mujer estaría encantada de que un tipo como él le eche mano al monte de Venus a modo de saludo. La sola posibilidad de que ese individuo vuelva a ser elegido en noviembre para prolongar otros cuatro años su mandato como presidente de los Estados Unidos tiene muy preocupado a un amplio sector de la opinión pública mundial. Por ejemplo, a Joschka Fischer, líder del partido verde alemán, ministro de relaciones exteriores, y vicecanciller desde 1998 a 2005. Según dijo el señor Fischer en un reciente artículo "si Trump es reelecto, lo más probable es que se comporte incluso de manera más radical y sin limitaciones. Se habrá convencido de ser el elegido tras haber resistido los pérfidos ataques de la oposición, el viejo sistema, los medios de comunicación y el Estado profundo. ¿Quién quedaría para detenerlo, o al menos corregir su rumbo?". Ante ese inquietante panorama, Fischer afirma que "no hay un tema más importante para Europa que las elecciones presidenciales en Estados Unidos". Entre otras cosas porque "estaría en peligro de desaparecer la OTAN, lo que crearía una enorme crisis de seguridad "y dejaría a los países europeos inermes ante el poderío militar ruso. (Esto último no lo expresa Fischer en su artículo, pero es fácil deducir que lo piensa). Un temor que es compartido en la cúpula del Partido Demócrata norteamericano, que aprovecha las primarias para escoger el candidato más idóneo para enfrentarse al actual presidente con garantías de éxito. A la vista de los resultados del Supermartes, parece obvio que la pugna se centra entre el moderado conservador Joe Biden, que fue vicepresidente con Barack Obama, y Bernie Sanders, que se proclama socialista, aunque esa es una calificación no equivalente con la que manejamos en el resto del mundo. Y queda como anecdótica la candidatura del multimillonario Mike Bloomberg, exalcalde de Nueva York, que ha hecho una inversión publicitaria colosal hasta ahora sin resultado positivo. En opinión de Gore Vidal nada de lo que sorprendernos. En realidad, escribe, "Solo hay un partido en Estados Unidos, el Partido de la Propiedad y tiene dos alas, la republicana y la demócrata. Los republicanos son un poco más estúpidos, más rígidos, más doctrinarios en su capitalismo de laissez- faire que los demócratas, que son más monos, más guapos, un poco más corruptos y están mejor dispuestos a hacer pequeños reajustes cuando los pobres, los negros y los antiimperialistas se salen de madre. Pero en el fondo no hay diferencias entre los dos partidos. Los que dieron dinero a Nixon en las elecciones de 1968 también se lo dieron a Humphrey".