La empresaria alemana Corinna Larsen, a quien la Fiscalía suiza investiga por una supuesta donación de 65 millones de euros de Juan Carlos I, reconoció ayer que el Rey emérito fue a visitarla a Londres el año pasado, pero aseguró que en la entrevista ella no le hizo ningún tipo de chantaje. La reunión se habría producido once días después de que los abogados de Larsen se pusieran en contacto con la Casa Real para comunicarle que Felipe VI figura como segundo beneficiario de la fundación panameña Lucum.

Robin Rathmell, letrado de la empresaria, explicó en un comunicado que contactó con Zarzuela el 5 de marzo de 2019 "solicitando un diálogo de buena fe en el contexto de la campaña de abuso" que según él se estaba produciendo contra su cliente.

Esa campaña, añade, ha llevado a Corinna a "ser arrastrada a los procedimientos" de la investigación suiza sobre las presuntas comisiones pagadas por Arabia Saudí al Rey Emérito en el marco de la negociación para la adjudicación a una UTE española de las obras del AVE a La Meca, algo en lo que, insiste, su clienta "no está involucrada".

Tras la visita del Rey, "enviamos varias cartas de seguimiento, sin hacer demandas, pero nuestras solicitudes de buena fe para un diálogo quedaron sustancialmente sin respuesta", afirma Rathmell.

Críticas al Rey emérito

El Pleno extraordinario del Congreso de ayer sobre la pandemia no escapó a las críticas a Juan Carlos I por el escándalo de corrupción que le cerca. Las alusiones estuvieron presentes en las intervenciones de los portavoces de ERC, Unidas Podemos, Compromís y Más País.

El portavoz del último grupo, Íñigo Errejón, aseguró que el de ayer sería un "magnífico día" para que la Corona anunciara Juan Carlos I dona a la sanidad pública los cien millones que "presuntamente recibió ilegalmente de Arabia Saudí".

Un poco antes, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, finalizaba su intervención con un llamamiento a protestar contra "la corrupción" con una cacerolada en los balcones coincidente con el mensaje televisivo de Felipe VI. "Nos vemos en los balcones. Hoy a las ocho para aplaudir a quien nos da, y a las nueve para protestar contra quien nos quita", dijo Rufián. A mediodía se celebró otra cacerolada, convocada en redes, con desigual seguimiento.

En un primer discurso, Rufián advirtió a la Monarquía de que su grupo investigará "hasta el último euro de business con los sátrapas saudíes, ya sean pretéritos, eméritos o futuros". Rufián acusó al Rey emérito, sin nombrarlo, de utilizar "miserablemente esta crisis como una cortina de humo para tapar sus vergüenzas y sus corruptelas".

El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, afirmó, por su parte, que "la patria no es un himno, no es una bandera y no es, hoy menos que nunca, un rey". El portavoz de Compromís, Joan Baldoví, arremetió contra el actual jefe del Estado, de quien dijo que "no ha estado a la altura, llega tarde y hoy (por ayer) debería pedirle (a Juan Carlos I) lo que le va a pedir muchísima gente a las nueve de la noche".

Se refería así a la cacerolada para que devuelva a la sanidad pública los supuestos cien millones recibidos de Arabia Saudí, sumándose de este modo a la petición formulada previamente por Errejón.