Bartolomé: "Sé lo que piensan de mí los demás. No me lo han dicho, pero lo sé. Puedo parecer un ignorante, pero no lo soy. Muchas veces finjo serlo para hacerme la vida más cómoda y no molestar. Eso lo aprendí de mi padre: intenta no ser un estorbo. No incordies, es mejor que te echen de menos a que estés de más. Creo que tanto él como yo exageramos esa forma de comunicarnos con los demás, pero, a veces, me paro a imaginar cómo sería mi vida de no hacerlo así y me convenzo de que estoy en lo cierto.

No sirvo para enfrentarme a otra persona, más que miedo es pereza, un punto intermedio entre el hastío y la indiferencia. Hace años tuve problemas con un vecino energúmeno y, aunque la razón, me asistía, opté por aguantarme y me fui a otro piso en cuanto se terminó el contrato de alquiler. Se puede decir que venció él, pero yo no hablaría de derrota en mi caso porque me evité problemas y disgustos. No tenía nada que ganar ganando. Lo mismo me ocurrió con mi divorcio. Renuncié a todo lo que me correspondía cuando me di cuenta de que mi exmujer estaba dispuesta a entablar batalla sin tregua. Y yo no estaba dispuesto a ser prisionero de reclamaciones tan justas como innecesarias. La misma política que usé cuando la empresa me quiso echar tras 23 años de dedicación confiada y entusiasta. Bueno, entusiasta no, pero sí respetuosa y eficiente. Mi abogada me aconsejaba no dar ni un paso atrás, que el caso estaba ganado, pero yo firmé sin rechistar lo que me ofrecían. Cobardía, dirás. Mal ejemplo para tus hijos, reprocharás. Desidia, sentenciarás. Y tendrás razón. Te la doy. En todo. La mejor defensa es una retirada. Cuando llego a casa por las noches, me siento con mi cerveza sin alcohol y mis nachos a ver un programa de dos gemelos que se dedican a vender y comprar casas ajenas y puedo poner la mente en blanco. Limpia de problemas, vacía de deudas y rencores, sin reproches ni abatimientos. Y no sé si eso es felicidad o anestesia, pero me siento tan a gusto en ese estado que me duermo como un niño sabiendo que el mundo no puede hacerme daño. Ni siquiera tú".