Murió el dibujante de Astérix, Albert Uderzo, a los 92 años, de infarto y la Francia del coronavirus manifiesta con pompa mediática el luto por este gigante del cómic europeo al que su creación hizo multimillonario. Se han vendido 380 millones de álbumes de Astérix. España es uno de los países en los que triunfó más pronto.

Uderzo, un genio de la expresividad, el movimiento y la mímica, creció influido por Walt Disney, una pasión, junto a las películas de Laurel y Hardy, los cómics y el vino, compartida con René Goscinny, humorista excepcional y amigo al instante, con el que participó en agencias, empleos, personajes de menor suerte, reivindicaciones sindicales, represalias y Astérix.

Antes de Astérix, Uderzo era un treintañero, casado y con una hija pequeña que vivía en una vivienda social a las afueras de París y se desempeñaba como buen dibujante en un tablero en segunda fila, lejos de la línea clara de Hergé ( Tintin) y por detrás de la expresividad de Franquin ( Spirou) y de la personalidad de Morris ( Lucky Luke). Diez años después, Astérix desplazó el eje del cómic en francés desde Bélgica a Francia, consagró el formato álbum y Uderzo y su familia se mudaron a Neuilly-sur-Seine, en el noroeste de París, una de las cinco zonas residenciales más caras de Francia.

En 1977 colapsó el corazón de Goscinny en una prueba de esfuerzo en el médico y Uderzo pasó un día sentado, sin reaccionar. Para el arte, lo mejor de Astérix estaba en los 24 álbumes que habían hecho en 18 años, pero para la industria, lo mejor estaba por llegar. La edición en 111 lenguas, el parque de Astérix; las 8 películas de animación convencional y digital y las 4 interpretadas por estrellas del cine francés, los videojuegos... Y también los problemas de millonario con sus editores, Hacienda y su única hija, contraria de la venta del personaje a Hachette. Uderzo escribió el guion de 8 álbumes más y cedió los trastos en 2013 a Jean-Yves Ferri y Didier Conrad para que siguieran la serie arrimados a su estilo. Los cuatro álbumes que han hecho, reiterando la aldea gala, los romanos que están locos, los estresados jabalíes de Armórica, los encuentros con piratas y los banquetes de cierre, salen simultáneamente en el mundo con tiradas millonarias y remueven el catálogo clásico, menos rancio que lo nuevo.