La historia nos presenta, a veces, circunstancias en las que la necesidad se reviste de agonía y el horizonte se colorea mortecino. Estamos refiriéndonos a la pandemia del coronavirus (Covid-19) y nos viene a la memoria que se hace vigente la predicción de García Sabell en Teoría de La Coruña (1989): "Quizás estemos despidiendo una forma de vida que no podrá volver nunca". Estamos seguros que, superada la pandemia, vendrán tiempos adversos que exigen articular soluciones inmediatas y establecer puntos de partida de intensas acciones creadoras. Rara vez, la historia ha descargado sobre una generación, tanta responsabilidad y un desafío tan apasionante; el talento y las vibraciones humanas habrán de enfocarse para un ciclo decisivo ajeno a otras plagas, que ahora debemos combatir. La sociedad coruñesa está ávida de muchas certezas que, en ocasiones no se perciben en las cabezas rectoras. El ciudadano coruñés es tolerante, alegre, que sale a la calle a "verse" a diario entre el moderado bullicio. Observador nato, posee la agudeza y esa "ironía cordial" que le faculta para observar, con prudente distancia, cualquier novedad. La Coruña no sabe vivir sin el mar, es una ciudad que navega todos los días, como si el cosmopolitismo fuera su sino. En la sensibilidad de los gobernantes está ahora la responsabilidad de que no perdamos la sonrisa satisfecha y que, desde nuestras galerías, sigamos contemplando cómo cabrillea la luz, esa luz cantada por Cunqueiro y expresada con predominio de los sentimientos por García Sabell, en su obra A Coruña onde nace a luz. De la laboriosidad imaginativa de los coruñeses, que los dirigentes encuadraban hace 40 años como una "ciudad de servicios", surgieron, lejos de la casualidad de cualquier tropezón, doña Rosalía y don Amancio para la creación de sus batas guateadas y llegar a conformar la más potente multinacional del mundo textil. Insistimos, se avecinan tiempos difíciles en los que ya no se puede jugar con medidas de fantasmagórica propaganda, de juegos de palabras y de frases ingeniosas. Vencido el Covid-19 llegará la hora de hacer balance, de hacer cuentas.

Hay que abordar el tratamiento multidisciplinar de la comunicación en Medicina, que ilustra y tranquiliza. La información de estos días "pandémicos", tan intensa como dramática, ofreció poco espacio a la esperanza. Destacamos el esfuerzo de la sanidad gallega por su despliegue sin concesiones, en vigilia permanente y estímulos al enfermo. Día y noche su humanitaria tarea, la calificaremos en palabras del emitente oftalmólogo profesor Sánchez Salorio "de pie y sin anestesia"; de fajina.