La crisis sanitaria desencadenada por el Covid-19 también está generando una crisis social y económica que una vez más nos amenaza con una recesión económica que puede desencadenar en una depresión económica que puede llevar a millones de personas a la pobreza.

Esta crisis debería reafirmar nuestra apuesta por un Estado social más equitativo, con menos desigualdades y con menor brecha salarial. Porque solo de ese modo se construye una sociedad más "sana" en el más amplio sentido de la palabra.

La necesidad de defender a ultranza el Estado de bienestar ha quedado más clara que nunca en esta guerra contra este nuevo coronavirus, una pandemia que ha puesto sobre la mesa el peligro que conlleva la degradación de la sanidad pública y el afán privatizador de la derecha neoliberal y de los empresarios sin escrúpulos.

Como sociedad consciente, necesitamos comenzar a reforzar los pilares de nuestro Estado del bienestar.

Una de las lecciones que tenemos que aprender de esta pandemia, es la necesidad palpable de recuperar los sectores estratégicos para lo público.

Necesitamos una sanidad pública, universal gratuita y de calidad y lo mismo pasa con el sistema educativo.

La justicia social es horizontal y nos iguala a todas y todos. Pero también es un escudo que nos protege a todas y todos.

El sector privado ha demostrado su incapacidad para poder enfrentar crisis globales, esta pandemia es un ejemplo práctico de que solo un Estado fuerte puede gestionar una pandemia.

Pero también es un ejemplo de cómo el Estado debe regular el mercado para evitar abusos y nacionalizar los secretos estratégicos para que estos estén en todo momento al servicio de la ciudadanía y no de las oligarquías.

Defender lo público es defender la justicia social y la solidaridad.