El testimonio de Raúl Domínguez, agricultor, confirma una realidad bien sabida por la mayoría de nosotros, que rápidamente se diluye cuando entramos a una gran superficie, encontramos los productos que íbamos buscando, los metemos en la cesta de la compra y nos los llevamos. Una cuestión que salpica a ciudadanos, empresas, organizaciones y gobiernos. "Lo más importante es que la gente compre nuestros productos, pero para ello se antoja necesario la ayuda de las instituciones, públicas o privadas, que, a través de políticas comunes, favorezcan el crecimiento de la producción agrícola y ganadera".

Si bien no lo dice, una de las ayudas a las que hace referencia Raúl es la Política Agraria Común (PAC), gracias a la cual, los agricultores y ganaderos de la Unión Europea reciben una subvención pública enfocada a mejorar la producción, favorecer un suministro estable de alimentos, salvaguardar los intereses del sector agrícola y mantener viva la economía rural llevando a cabo una gestión sostenible de los recursos.

"Este tipo de ayudas son fundamentales, ya que sin ellas, muchos de nosotros habríamos tenido que cerrar. Pero igual de importante es saber cómo tramitarlas, porque en muchas ocasiones nos encontramos con multitud de dificultades para solicitar este tipo de ayudas, lo que hace que la recepción de las mismas se demore en el tiempo."

Minutos antes de que culmine la puesta de sol y dé paso a la noche, en el campo se recogen los bártulos y utensilios de trabajo y se deja todo listo e impecable para el siguiente día.