Las grandes catástrofes suelen alentar la emergencia de nuevos líderes políticos. Tal ocurrió con la aparición de Perón, a raíz del terremoto que destruyó la ciudad de San Juan (15-02-1944) causando más de 10.000 muertos. Presidía la República Argentina el general Pedro P. Ramírez, que delegó la tarea de la reconstrucción a el entonces coronel Perón, a su vez Secretario de Trabajo y Previsión, cuyo vertiginoso ascenso, arropado por la clase obrera, le llevó a la gloria popular y convertirse en líder autoritario de un movimiento genuinamente populista. Este proemio se deriva de las declaraciones de Irene Montero, ministra de Igualdad y pareja del actual vicepresidente segundo del gobierno español Pablo Iglesias, cuya impaciencia y ambiciones políticas rayan en desmesurado protagonismo. La señora Montero no oculta su decantación por el peronismo: "El ejemplo de la Argentina a diario nos demuestra que se pueden construir alternativas y formas de organización social que no dejen a nadie detrás" ( El Mundo 19-04-2020). Ese mismo día, el ministro de Economía argentino Martín Guzman declaraba "hoy Argentina no puede pagar nada; durante ciertos años no puede pagar nada". Se refería a su deuda pública (el 90% del PIB) y proponía un canje de bonos o cesación de pagos, a los acreedores privados (se les debe 66.300 millones de dólares) pide que rebajen la deuda a 41.500 millones de dólares "si no lo aceptan se les verá transitar por los tribunales de Nueva York" ( Página 12 Buenos Aires 19-04-2020). Este es el peronismo que ha vuelto, el peronismo bronco de Kirchner, con su viuda de "reina madre", capaz de acomodarse de víctima para eludir los compromisos adquiridos. La prédica peronista, que encandila a la ministra de Igualdad preocupa y mucho a la colectividad española y a nuestros grandes inversores, públicos y privados. España por su pasado histórico y sus intereses económicos y sentimentales debe actuar con especial tino en un país cuyo individualismo (1) no lo hace fácil, individualismo "que proviene, en gran parte, de la obsesión por el sentido de la dignidad personal propia de las culturas latinas" (Joseph A. Page, catedrático de la Universidad de Georgetown USA). Con el Covid a las puertas y una situación económica dramática, sólo nos queda recordar las palabras de su himno "Al buen pueblo argentino, salud".

Otrosí digo

(1) Como ejemplo del individualismo argentino, Joseph A. Page cita el fútbol "Tiene un estilo (futbolístico) que exalta el brillo individual y la improvisación, en detrimento del juego de equipo".