Opinión | Shikamoo, construir en positivo

José Luis Quintela

Nacidos para brillar

¿Qué tal están, amigos? Nueva columna y nueva semana apuntada en el cuaderno de bitácora de cada una de nuestras vidas, que siguen evolucionando a ritmo de vértigo. No, no me refiero a la prisa, o a la vida rápida, que en general me cuido mucho en no llevar, sino a la mera percepción del paso del tiempo. Algo de lo que hemos ido hablando mucho aquí a lo largo de los años, como constatación de un fenómeno que cada día se me antoja más evidente, y que hace que situaciones como la del confinamiento, con tres meses de nuestra vida en tal tesitura, se nos hayan pasado como si fuesen cuatro días. ¿Les ha ocurrido así? En todo caso se trata de algo que, sobre todo, dependerá del color del cristal con que se mire la realidad, de cada circunstancia personal, de lo mal o lo menos mal que hayamos ido capeando el temporal. Y es que es evidente, por multitud de testimonios, que ha habido muchas personas para las que el impacto de la pandemia en carne propia ha sido superlativo.

Ciertamente, las circunstancias de cada uno son fundamentales para ser tenidas en cuenta a la hora de tratar de ponernos en la piel del otro. Algo que puede ser enunciado en general, pero que hoy nos viene como anillo al dedo leído de forma literal, por la naturaleza del tema que vamos a tratar. Porque hoy hablaremos de una realidad que tiene que ver con la piel y su color y características, por un lado, y con la vulnerabilidad y la necesidad de empatizar, por otro. Pasen y vean...

Y es que hoy, 13 de junio, es el día elegido por Naciones Unidas para interesarse por la salud y las circunstancias de las personas albinas.

El Día Internacional de Sensibilización sobre el Albinismo se celebra desde 2015 y es una llamada de atención sobre las circunstancias de vida de estas personas en determinadas regiones del mundo, así como de sus necesidades específicas en materia de salud. Una petición de solidaridad con ellas, además, por los desafíos específicos con los que se encuentran, debido a la falta de melanina en la piel, el cabello y los ojos, con la consiguiente sensibilidad a la luz del sol. Un transtorno raro, genético y hereditario, para el que no existe cura actualmente, y que implica deficiencias visuales y una muy alta prevalencia de cáncer de piel.

Pero, mucho más allá de lo netamente sanitario, el albinismo en determinados lugares implica una situación límite de tipo personal y social, con ingredientes como rechazo y estigma, persecución, violencia y, en los casos extremos, muerte. Todo un conjunto de violaciones de los derechos humanos que no son cosa del pasado únicamente. Se han visto, en estos días de Covid-19, ataques a personas albinas, intentando convertirlas en chivos expiatorios de la pandemia.

Ante todo ello, las personas albinas tratan de sobreponerse, superar sus no pocos obstáculos personales y tratar de vivir su propia vida, libres de estigma, miedo y violencia. La campaña #MadeToShine, auspiciada por Naciones Unidas, busca que estas personas puedan por fin brillar, sin sumar a su patología específica esa gigantesca mochila que, tantas veces, llevan a la espalda a partir del miedo, la ignorancia, el odio y el lucro de los demás.

O ya en nuestras latitudes, en una escala infinitamente menor pero también indeseable, la burla o el acoso en la escuela.

Tuve la oportunidad de conocer en Tanzania a diferentes personas albinas y su problemática específica. Hablamos de un lugar donde una de cada mil cuatrocientas personas presenta tal característica, frente al ratio de una cada veinte mil que existe hoy en Europa.

Y allí, como en parte de África Subsahariana, las creencias populares asociadas a rituales atentan directamente contra la integridad de la población albina, amenazada por quien pretende sacar beneficio económico de todo ello a partir de la destrucción y muerte.

Allí pude constatar el trabajo específico de organizaciones civiles implicadas directamente en la protección de los derechos de las personas albinas, aunque siempre sea difícil proveer de revisiones y cuidados especiales a personas vulnerables en contextos donde, muchas veces, no existe agua segura o algo parecido a una dieta medianamente equilibrada. Complicaciones añadidas a una existencia donde el mero hecho de salir adelante cada día es, a veces, muy difícil. Las circunstancias...

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