Esta semana se podían ver en el escaparate de un establecimiento de hostelería coruñés dos carteles. En uno, la propietaria señalaba a sus clientes que estará "encantada de volver a verlos" cuando abra sus puertas, la próxima semana, en horario habitual. A escasos centímetros, otra hoja pegada por dentro pedía "al chorizo que ha intentado entrar a robar la pasada madrugada que desista": la máquina tragaperras está vacía, no hay dinero en la caja, y solo se pueden robar tres botellas que "no vale la pena... Y menos siendo cliente". Tras un vituperio, la propiedad remataba con "dicho esto nos vemos en cuanto finalice el Covid-19".