"¿Qué tal les va?", les pregunto francamente una vez más, en esta ocasión en el día de hoy, sábado, 7 de noviembre de 2020. "¿Bien, o entramos en detalles?", me responderán ustedes no sin cierto humor. Y es que es bien cierto que hay que conservar cierta capacidad de hacer un guiño amable y, a la vez, un tanto divertido ante preguntas de semejante calibre. Porque si no, en la tesitura actual, ¿qué nos quedará?...

Déjenme que hoy les proponga un tema diferente a casi todo lo que se cuece con frenesí en los tabloides, pero no por ello menos importante, ni mucho menos. Arrimaré, con su permiso, el ascua a una de mis sardinas favoritas, y celebraré con ustedes el nacimiento de una mujer cuyo pensamiento y praxis fueron verdaderamente cruciales en el camino de la ciencia, y trascendiendo a la misma. Una mujer que nació en Varsovia tal día como hoy, un 7 de noviembre, del año 1867. Y una mujer que no lo tuvo fácil en un mundo entonces casi exclusivamente masculino, como tantas otras mujeres, por el hecho de serlo, y que tuvo que estudiar medio de "tapadillo" y superando continuas trabas, pero que con su capacidad y determinación asombró al mundo con sus descubrimientos, de cuyas consecuencias hoy disfrutamos. Dos Premios Nobel, uno compartido en Física con el que se convertiría en la primera mujer en ser reconocida con tal galardón, y otro en solitario en Química, son solamente la guinda de una vida trufada de buenas ideas y al servicio de un ideal. El del conocimiento y, desde ahí, el servicio a la sociedad.

Estamos hablando, como habrán sabido ya, de Marie Sklodowska. Casada con el francés Pierre Curie, pasó a la Historia con el apellido de su marido, convertida en Marie Curie. Y es que Madame Curie es uno de los iconos hoy para el mundo de ese territorio fronterizo entre la Física Atómica y Nuclear y la Química Física y para la ciencia en general. Y, no cabe duda, también es un ejemplo, en lo social, de una mujer que fue del todo pionera. Hoy, debido al ejemplo, el trabajo y el empeño de ella y muchas otras mujeres, el panorama es muchísimo más igualitario que el de los tiempos que le tocó vivir. Pero no está todo hecho, ni mucho menos. De ninguna manera.

El caso es que el legado de los Curie sobrepasa con mucho el territorio científico, donde sus logros son notables. Descubrieron la radiactividad, dos nuevos elementos químicos —el radio y el polonio— e hicieron numerosas aportaciones al objeto de su estudio, recibiendo innumerables reconocimientos de universidades y sociedades científicas. Marie Curie sigue siendo, tanto tiempo después, un espejo en el que mirarse a la luz de la Ciencia. Y un acicate para las personas jóvenes que empiezan hoy en tal difícil camino.

¿Sabían ustedes que Marie Curie fue la promotora de la utilización de la radiación para abordar el tratamiento de neoplasias, de una forma mucho más rudimentaria que la actual pero basada en los mismos principios? Pues así es, y esa es la razón por la cual hoy, 7 de noviembre, celebramos el Día Internacional de la Física Médica. Un campo verdaderamente atractivo y que diseña soluciones individualizadas que convierten a la radioterapia en un muy importante complemento de la cirugía, la quimioterapia, los tratamientos biológicos y las más avanzadas técnicas genéticas para la lucha contra el cáncer. Y es que la Física está muy presente ahí, así como en casi todos los ámbitos de una Medicina cada vez más tecnificada y basada en soluciones tecnológicas ligadas a importantes desarrollos teóricos e hitos científicos. Si usted ha pasado por centros como el coruñés Centro Oncológico de Galicia, sepa que ahí se trabaja en tal tesitura, con un equipo facultativo formado por oncólogos radioterápicos y radiofísicos hospitalarios que se baten cada día el cobre, codo con codo, para dar lo mejor de ellos y generar el mejor tratamiento para cuidarles. Si a eso sumamos operadores y dosimetristas, personal de enfermería y auxiliar, más médicos (radiólogos, oncólogos médicos, médicos nucleares...) biólogos y genetistas, y un apoyo infinito desde otras profesiones y especialidades, la ecuación se completa para quererles, apoyarles y cuidarles... Ah, y en su cafetería también te cuidan,... y ¡hacen una tortilla!...

Pero la ciencia en la clínica es hoy mucho más... ¿Les han hecho alguna vez una Resonancia Magnética Nuclear, donde una onda de radio lee la información sobre el spin del átomo de hidrógeno de las moléculas de agua de su cuerpo? ¿Quizá una Eco Doppler para descartar o confirmar un trombo o para analizar el riego coronario? ¿Conocen el objeto y alcance de las modernas técnicas analíticas para el diagnóstico? ¿Y qué me dicen de la espectrometría? En tiempos en que la PCR —Reacción en Cadena de la Polimerasa— de Kary Mullis está en todas las bocas, tampoco se nos debe escapar el Scanner, TAC o Tomografía Axial Computarizada, como mascarón de proa de todas las innumerables técnicas radiográficas. ¿Hablamos de Electroforesis? ¿Les cuento sobre el pH, la acidosis, la hipercarbia y todos esos otros cientos de términos que se manejan en la clínica? ¿Saben ustedes de densitometría ósea? Potenciales evocados, miografías... La tomografía por emisión de positrones (PET) o las gammagrafías, que se realizan en los servicios de Medicina Nuclear. Y tantos otros exámenes, técnicas, métodos diagnósticos y abordajes terapéuticos que hoy, aportados desde la Física y la Química al servicio de la clínica, nos sanan y salvan.

La Química y la Física, la Física y la Química están detrás de todo, queridos amigos, y personas como Marie Curie hicieron que las mismas despegasen hasta cotas tan altas como las de hoy, que se nos antojan de ciencia-ficción. Yo, como microscópica contribución a mi interés y admiración por ese mundo, escribo este artículo de homenaje a una pionera absoluta y el lunes hablaré de todo ello con mis alumnas y alumnos de Segundo de Bachillerato de Física y de Química.