Unos dos meses faltan para la toma de posesión de Joe Biden (Joseph R. Biden Jr.) como presidente de Estados Unidos. Toda una eternidad si sigue la atmósfera política como hasta ahora. Reconozca o no su derrota desde que estas líneas se escriben hasta que se publiquen, Donald Trump parece que va a dar todavía mucha guerra. Y empleo lenguaje bélico porque así la denominan ya en las redes sociales, que tanto le gustan. Varios expertos en tecnología digital de Silicon Valley alertan sobre el impacto de éstas, un peligro que puede incitar a un conflicto en la sociedad estadounidense. Empedernido usuario de los mensajes de Twitter, el residente en la Casa Blanca hasta el próximo 20 de enero de 2021, aún no ha lanzado sus últimos mensajes. De la pataleta del 4 de noviembre puede pasar al presunto delito de desobediencia legal e incitar a la rebelión de sus más radicales partidarios. Ya realizó una pequeña prueba para detener las manifestaciones antirracistas tras la muerte de George Floyd, asfixiado por la presión física a la que le forzó en su detención un policía de Mineápolis (Minesota) el pasado 25 de mayo. Las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos han demostrado la tajante división en dos mitades ideológico/prácticas de la sociedad civil. La ajustada victoria de los moderados puede envalentonar a los radicales del extremo contrario y utilizar métodos no democráticos para mostrar su discrepancia. El silencio del presidente perdedor durante tantos días hace pensar en la búsqueda de una estrategia para impedir el triunfo del candidato demócrata. Donald Trump puede comenzar a lanzar tuits llamando a sus partidarios a la “defensa” de la Casa Blanca. Los grandes medios de comunicación norteamericanos especulan estos días sobre las intenciones y el poder del controvertido presidente saliente. Sobre todo teniendo en cuenta que el fiscal general, es decir, el ministro de Justicia, William Barr, quien dirige el Departamento de Justicia, nombrado por Trump, es un hombre “que no cree en el sistema de Derecho en absoluto”, recordaba recientemente el historiador Timothy Snyder, profesor de la Universidad de Yale. Aunque Erica de Bruin, profesora de una de las universidades más prestigiosas del país, la neoyorquina Hamilton College, se preguntaba en The New York Times hasta dónde va a llegar el perdedor de los comicios a la presidencia. “El tipo de medidas que está tomando Trump para desacreditar las elecciones y permanecer en el poder son increíblemente preocupantes, pero no son un golpe”, señalaba. Por tanto, ante la radical partición política del voto demostrada en las elecciones, en las que ha habido la mayor participación de la historia estadounidense, la negativa a admitir la derrota por parte del presidente y de gran parte de su partido y el sistema empleado por éste para demostrar sus ideas y métodos, no es descartable que los próximos tuits de Donald Trump sean llamamientos a la “defensa” física de la Casa Blanca.