Vanesa: “Mi amiga Susi divide a los tíos en tres categorías a la hora de buscar pareja: los que van detrás de una madre, los que quieren una criada y los que sueñan con una madre que les haga de criada. Qué simple eres, le dije cuando me soltó su teoría, pero he de reconocer que mi experiencia en los últimos cinco año le da la razón. Carlos, Paco y Berto respondían a ese perfil de hombres. De los tres me cansé cuando me di cuenta de que sus necesidades no coincidían en nada con mis deseos. O al revés, no estoy segura. Es cierto que no era muy selectiva porque venía de un matrimonio demoledor y al final ruin. Gustavo no buscaba madre ni criada, ni una mezcla de ambas. Gustavo no buscaba nada porque solo le importaba su trabajo. Sospecho que invirtió cuatro meses en hacerse importante en mi vida, como una prolongación de su trabajo en Bolsa, porque tener una esposa le ayudaba a fortalecer una imagen ser estabilidad/seriedad/fiabilidad dentro de la empresa. Eso creía él, y seguramente tenía razón porque los jefes y compañeros que conocí en comidas navideñas eran en su mayoría una pandilla de machistas altaneros y profundamente superficiales. Más de uno me llamó cuando se enteraron de que me había separado para ofrecerme su consuelo. Carroñeros en danza. Yo no estaba por la labor de sacar un clavo con otro. Me dio por leer novelas tristes que parecían leerme a mí. Decidí, tras recomponerme, que valía mi beso en oro y que nadie estaba dispuesto a pagar un precio justo por él. Saqué como conclusión principal la certeza de que el matrimonio es a la pasión lo que el aeropuerto al viaje. Y seguí a pies juntillas el consejo de mi amiga Susi: enrollarte con hombres casados que nunca dejarán a sus mujeres hacer las cosas más tranquilas y sencillas. Pero la cosa no salió bien porque yo quería devorar carne de ternura y solo pasaba hambre. Lo de ser la otra no iba conmigo. Así que aposté por las bocas de riesgo, y choqué con Mario, un poeta de baja estrofa que una mañana me dijo: ‘Me asustas cuando callas’, dijo Raúl, ‘¿estás ausente?’ Cogí mi cepillo de dientes y me fui sin despedirme”.