El famoso cineasta Woody Allen, con frecuencia, suele hacer alusión al hecho de que la clave del éxito radica en un noventa por ciento en insistir. Los humanos, tan dispares unos de otros y tan deseosos de buscar similitudes entre sus congéneres más admirados, se saben la teoría, pero desisten en la práctica por puro aburrimiento.

Desde mi punto de vista, la verdadera llave del triunfo, además de en insistir, tiene que ir unida a un espíritu capaz de adaptación contra viento y marea… cualidad que ya es más difícil de encontrar y que reduce las posibilidades de éxito a un cincuenta por ciento.

La mayoría de las personas quieren, pero no pueden. Se autoengañan, bajan el listón o son incapaces de ir renovando estrategias para adaptarse a unos acontecimientos que, a pesar de sus esfuerzos, no van saliendo como sería deseable. En general, los humanos somos propensos a perder el ánimo y, he ahí, donde surge la oportunidad únicamente para aquellos capaces de aunar insistencia con fortaleza de espíritu.

En cualquier caso, sean ustedes de los que han alcanzado el triunfo deseado a base de luchar hasta una extenuación unida estrechamente a la reinvención continua, o de los que se han quedado en el camino, sino por falta de insistencia, sí de carencia de adaptación; tengan en cuenta que, tal y como señalaba Albert Einstein, además de esforzarse por tener éxito, hay que hacerlo por intentar ser de valor. En cuanto al éxito, me veo en la obligación de matizar que, a diferencia de lo que piensan algunos equivocados, este no consiste en lograr ser ricos o famosos, sino más bien en llevar a buen puerto los sueños que todo individuo debería tener.

Triunfar es dormir tranquilo, no haber hecho daño a nadie en la búsqueda de metas y haber ayudado a todo aquel que habiéndose cruzado en nuestro camino, así lo precisó. Triunfar es seguir en lo que uno quiere y adaptarse una y otra vez a los posibles cambios sufridos sin pensar siquiera en lo que pudo haber sido y no fue. Triunfar es no dejar nada a medias, es intentarlo todo y es estar dispuesto a volver al comienzo si la situación así lo requiere.

Triunfar es continuar, es tener fe cuando todo es tiniebla, es mantener la cabeza clara cuando todo está oscuro, es crear, es inventar, es idear. Es no rendirse cuando todo parece morir, es adaptarse a poco y disfrutar las etapas de mucho sin olvidar nunca de dónde venimos. Triunfar es creer que tú eres tu propia suerte y aceptar que no eres un producto de una situación, sino de las decisiones que tomaste en la búsqueda de tu propio éxito.

Por todo ello, aprovechen su tiempo viviendo sus propias vidas y no las de otras personas. Piérdanle el miedo a los obstáculos, porque estos no son más que distracciones que aparecen cuando apartamos los ojos de la meta y comenzamos a rendirnos. Díganle adiós al miedo a la crítica, porque esta solo surge cuando se está haciendo algo, diciendo algo y siendo algo. Recuerden que, tanto si creen que pueden lograrlo como si creen que no, están en lo cierto, porque simplemente todo está por hacer y todo es posible.

Así que, en estos tiempos de negrura que acabará por pasar, inyecten sus almas de esta energía positiva y caminen de frente, siempre hacia delante y jamás mirando atrás. Haciendo caso omiso a los obstáculos y a las personas vacías. Luchen por sus sueños con la máxima insistencia de la que puedan hacer gala y con la capacidad de adaptación elevada al cuadrado… y los lograrán. Sean estos cuales sean. No desfallezcan y ejerciten sus almas para que la factura emocional que todos pagaremos después de esta guerra, nos resulte mucho más asequible.