¿Qué tal les va? Nuevo artículo, que ve la luz en un día en el que conmemoramos internacionalmente la trayectoria del movimiento obrero mundial, así como la evolución de la sociedad en materia de derechos laborales. 1 de mayo, pues, Día del Trabajo, y con una rueda del tiempo que sigue corriendo sin descanso. Abril se ha quedado en el pasado y nos disponemos a afrontar este nuevo mes, con anhelos, ilusiones, incertidumbres, hechos probados y… algunas amenazas en ciernes. Ah, y con el cacareo constante de políticos que juegan al ajedrez la batalla por el poder, tantas veces de espaldas absolutamente a una realidad para muchos lacerante.

Y, en esa línea, entre lo que está suscitando tirón mediático en estos días quiero destacar hoy unas declaraciones del señor Ábalos, ministro de Transportes, que para mí no han de caer en saco roto y que tildaría, cuando menos, de simpáticas. Una toma de posición sobre el planteado cobro en autovías a sus usuarios, y que viene a caer por aquí como un verdadero mazazo, después de la gran escenificación gubernamental creada en torno a la AP-9 y el futuro abaratamiento para el usuario de sus desangrantes peajes, en un contexto en el que no existe un transporte de cercanías medianamente serio, con una dispersión de la población sin parangón.

Justifica el ministro el inminente cobro en autovías diciendo que “si no lo pagan los usuarios, lo tendremos que pagar todos”. Claro que lo que no pagan los usuarios, señor ministro, lo pagamos todos. Igual que pagamos todos los dispendios en mil menesteres más, independientemente de que nos importen o no. Claro que pago yo los aviones de combate, los gastos suntuarios, todo tipo de iniciativas más o menos rocambolescas de todas nuestras hiperbólicas administraciones en la totalidad de los ámbitos temáticos, y muchas cosas más. Todos pagamos los impuestos, y especialmente los pagamos aquellos que lo hacemos sin más miramientos, convencidos de que sirven para hacer hospitales, escuelas y carreteras, sin recurrir a las triquiñuelas y trampas que muchos a nuestro alrededor practican. Con todo, si no pagan las autovías los usuarios, como usted dice, las pagamos todos. Pero a lo mejor toca que algo tan básico como unas carreteras medianamente decentes y sin alternativa viable no impliquen un pago cada vez que pasamos por ellas.

Y es que, si no utilizamos las autovías, ¿por dónde vamos? ¿Se imaginan ustedes ir de A Coruña a Lugo, por poner un ejemplo, por la vieja carretera nacional? No es decente el plantearlo, igual que no es decente hablar de moverse de Coruña a Vigo por la N-550, en vez de por una autopista que está al alcance de pocos, y cuyo precio ha sido engordado artificialmente por pésimos (por no pensar otra cosa) gestores de gobiernos de todo signo. Un auténtico escándalo.

Las autovías las utilizan diariamente trabajadores de sueldos justitos, o autónomos de muy reducidos ingresos, para ganarse el pan. Es posible que eso no se aprecie desde determinadas posiciones, pero es así. Si se gravan con peajes, por cortitos que parezcan estos desde los despachos de Madrid, será un nuevo varapalo para muchas familias, económicamente ya exhaustas. La alternativa, como dice el ministro, es que lo paguemos todos. O sea, nuestros impuestos. Bueno, pues claro que sí. Y es que yo pondría tal inversión en dichas infraestructuras —que no gasto— muy por delante de otras muchas cosas, que también pagamos todos sin poder decir que no. Y es que el nivel de aislamiento de Galicia, enorme hasta hace muy poco, volverá a ser enorme sin autovías. ¿Se imaginan plantarse en Madrid por la carretera nacional? ¿O ir a Oviedo por la N-634? Estas personas que tutelan lo de todos, por un desapego de la realidad forjado a base de horas en transportes oficiales que no pagan, están fuera absolutamente de cualquier lógica…

En fin… Disfruten ustedes de este 1 de mayo festivo, y sigan cuidándose. De la pandemia con la que nos ha tocado vivir, por supuesto. Y también de ideas peregrinas, esbozadas sin el más mínimo respeto al contribuyente. Y es que no estamos hablando de lujos, queridos y queridas. Estamos hablando de algo básico en la peripecia laboral diaria de muchos de nosotros. Una peripecia laboral hoy de fiesta. Feliz 1 de mayo.