“Si usted está buscando un camino usted ya está en el camino”. Estas palabras del cabalista Shalom Sharabi (1720-1770) nos sirven para adentrarnos en dos obras que pretenden acercarnos a nosotros mismos. La cábala. Psicología del misticismo judío del presidente de la Asociación Cultural Judía de España, Tarburt Sefarad Mario J. Saban y Asimetrías. Hibridismo y retroprogresión del ingeniero industrial y filósofo Salvador Pániker (1927-2017). Al pasar sus páginas nos encontramos con dos obras que abarcan temas completamente diferentes, pero mientras una nos habla del Misticismo judío y la Psicología, otra nos ofrece distintos temas que son completamente complementarios, aunque enfocados bajo un matiz o punto de vista distinto.

Desde su lejano Primer testamento o Filosofía y Mística, Conversaciones en Madrid hasta Diario de un anciano averiado, Salvador nos hace partícipes de toda una larga y amplia vida, de sus experiencias y aventuras vividas en todos los sentidos. Pero, si hay una unión en las dos obras, la encontramos en campos tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidos como la Filosofía, Antropología o la Psicología y el Humanismo. Estas dos obras son, como podrá darse cuenta el lector, una muestra de ello. Quizás una manera de abarcar la obra de Saban sea por sus tres doctorados en Filosofía, Antropología y Filosofía. Ahora para Pániker desde El nacimiento de una contracultura de Theodore Roszak, hasta las distintas obras de Alan Watts y aquella obra que tanto le gustó de Ken Wilber La Conciencia sin fronteras o los encuentros con distintas personalidades de entonces sumado a sus distintas labores han hecho de él un ser humano testigo de la Historia. Y por eso en una de las partes de su último trabajo dice: “Los científicos no entienden a los humanistas y los humanistas no entienden a los científicos”. Quizás esta frase sea una muestra de lo contradictorios que somos los seres humanos.

La Filosofía, la Antropología o la Ciencia aparecen de una u otra manera en la obra de Saban en donde habla de un Árbol de la Vida que representa un símbolo muy potente dentro de la Psicología del Misticismo judío por que nos otorga un mapa, esto es, nos brinda un cuerpo epistémico definido que es una cuestión problemática para la Psicología. Conceptos que son abordados por Pániker como el yo, la evolución de la Vida, o la aproximación al hinduismo. Son nombres y etiquetas que al leerlos es como si estuvieran acompañados de un hilo musical que despierta su lectura.

Saban ha tenido que dejar atrás obras como El Judaísmo de San Pablo o el Sábado hebreo en el Cristianismo. Y Salvador Pániker al cumplir los cincuenta años de toda una labor editorial y utilizar términos como Asimetrías, hibridismo o retroprogresión se atreve a publicar un capítulo bajo el título de El ego, la muerte, o la plegaria. A lo que Saban parece contestar: “En la Cábala siempre los cabalistas han mantenido mucho cuidado con el lenguaje sabiendo que el lenguaje es una herramienta muy limitada y la Cábala es una herramienta del lenguaje”.

¿Están los autores dando saltos en el tiempo o en ambas obras se juntan las distintas pasiones que ambos sostienen para llegar al conocimiento y a la sabiduría?, ¿qué sucede con la muerte y la reencarnación cuando hablamos de la misma? Y aún hay más, haciendo nuestras las palabras del tío de Salvador quien le regaló un Diario. Al cerrarlos observamos que parecen dejar una única pregunta: ¿Nos encontramos en la Segunda Memoria como escribió el propio Pániker? A lo que añade: “No sé si volveré a la India. He quedado extenuado, humillado, saturado. No se capta la India en dos meses. Ni en dos años. La India se capta en un instante”.