“Primero conocer, luego respetar y por último viajar”. Estas son las palabras que tanto Dulce Cebrián como Javier Gozalbez debieron de pensar cuando realizaron sus estudios de Farmacia, después llegaría el Amor. ¿Por qué hay que buscar el Amor? Y al conocer varios países estudiar sus contextos culturales, se dieron cuenta de que algo les faltaba. Hasta el día de hoy. Son farmacéuticos de Alicante. Pero no son fotógrafos ni periodistas. Se han leído a todos los escritores y exploradores del siglo XIX y a él le atraen esos estudiosos ingleses que, por su actitud y por su afán de aventura, leían estudiaban y al final viajaban a esos lugares más allá de sus fronteras. Mujeres y hombres que nos han dejado multitud de conocimientos. Pero “¿a quién tenemos que comprender? ¿Cómo vamos a comprender a los hombres y a las mujeres sino somos capaces de comprender la mirada de un niño?”. Según el pintor y fotógrafo coruñés Luis Gabú hablar de Javier y de Dulce es hacerlo de dos románticos. Etiopía. Un rostro con tres miradas. Es imposible resumir en un reportaje lo que estos dos pioneros el siglo XXI vestidos con inquietudes del siglo XIX han realizado. Al llegar a Etiopía te encuentras con sus libros y en vez de realizarlos el gobierno etíope o el gobierno español lo han hecho ellos. Una obra colosal, hoy en día en que todos somos escritores y todo sabemos de todo y de nada, Javier y Dulce, Dulce y Javier, siguen viajando y leyendo toda la información es poca. Desde Rosita Forbes hasta Richard Burton, o Robert E. Cheesman, cónsul británico en Gojjam. Pero a Javier le quedaba una espina y esa espina es: El Nilo Azul. Testimonio de un mundo olvidado. Se cargó de mapas, de mucha documentación… Pregunta el Javier inquieto, ese Javier con ganas de comprender y aprender, pues si queremos saber y conocer tenemos que aprender. Después de todo lo leído y de ir una y otra vez a esos lugares, aquí en El Nilo Azul. Testimonio de un mundo olvidado es más él con la ayuda incondicional de ella. Cataratas, desfiladeros, antiguos puentes, información y sobre todo una inquietud de preguntar como si fuera un detective del siglo XXI trasformado en un explorador del siglo XIX, pero con la sabiduría y los conocimientos de esta época contemporánea que nos ha tocado vivir. Abrir un mapa e ir descubriendo y preguntando, así se realiza un libro. En ocasiones, sabe más él que los propios protagonistas.

¿Sabía usted que el Nilo Azul aporta más de la mitad del caudal que el Nilo vierte en el mediterráneo?, ¿sabía usted que el curso del río hasta alcanzar Jartum, la capital de Sudán es donde el Nilo Azul confluye con su hermano el Nilo Blanco? Y, ¿sabía usted que el Nilo Azul aporta el 59% del caudal del Nilo, frente al escaso 14% procedente del Nilo Blanco? El autor lleva mapas y describe esos mismos lugares que aparecen en los mismos. Interroga una y otra vez a las personas que se encuentra por el camino y en ocasiones tiene que esperar para sacar una buena foto pues la luz no es la apropiada. Los mundos no están olvidados como puede parecer. No le gusta salir en las fotos —nos dice mientras hablamos— tienen que salir ellos, son los verdaderos protagonistas. En ocasiones somos los hombres los que hemos sido olvidados por los Dioses y este parece haber sido el caso. Y al final cuando termina de recoger los datos y con una sonrisa llena de Amor, pregunta: ¿Dulce, qué te parece?