Fue hace unos años cuando José Curt Martínez (1937-2019) en palabras del profesor Filgueira Valverde “un hombre de muchas almas” nos puso tras la pista de nuestro protagonista. En los años ochenta salió una publicación que se adelantaría a los muchos acontecimientos que están pasando en nuestros días. Les hablamos de Antártida. El agujero de ozono, un trabajo efectuado por Javier Cacho y María Jesús Sáinz de Aja, ambos con estudios en Físicas y el mundo de la exploración antártida.

“¿De dónde proviene el extraño atractivo de las regiones polares, tan poderoso, tan tenaz que, después de haber regresado de ellas, uno olvida las fatigas morales y físicas y no piensa más que en volver allí?”. Estas palabras de Jean Baptiste Charcot (1867-1936), médico y explorador francés, han sido quizás esa fuerza por la cual nuestros protagonistas y tiempo después Javier Cacho a través de la Editorial Fórcola con su amigo y editor Javier Jiménez a la cabeza nos descubrieron sus trabajos en una serie de ensayos complementarios con esta primera obra e incluso con las distintas obras publicadas en esta editorial.

Desde el inicio con María Jesús Sáinz de Aja hasta nuestros días hay una verdadera colección de trabajos donde la letra escrita se suma a los documentales y toda esa creación-divulgación que en torno al tema antártico se han efectuado.

En Amundsen -Scott: Duelo en la Antártida. La carrera del Polo Sur donde según Manuel Toharia: “El libro de Javier Cacho nos pone a todos ante la realidad histórica de unos héroes, tan débiles y fuertes, tan valientes y cobardes, tan hipócritas y veraces como la mayoría de nosotros, que sin embargo tuvieron un tesón fuera de toda norma, capaces de llevarles a realizar hazañas que nos están vedadas a casi todos los demás congéneres suyos”. Cacho ha sido responsable del Laboratorio de Estudios de la Atmósfera en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y en 1986 miembro de la primera expedición Científica Española a la Antártida participando en varias campañas de investigación como jefe de la base antártica española Juan Carlos I... Un escritor y divulgador con la suficiente autoridad para seguir escribiendo no solo de su vida y de los referentes que ha tenido sino un poquito de ella rescatándolos del olvido a este lado del mundo. Junto con María Jesús de Aja y el científico japonés Sigeru Chubchi, quien conoció a los autores en la ciudad de Salónica dando lugar a un “secreto que nadie más en el mundo parecía conocer; algo extraño estaba ocurriendo en el cielo antártico” y descubridor de ese agujero de ozono en la Antártida se sumarían a nombres que ya han hecho historia como Sidney Chpman; Erich Regener, quien en 1934 realizaría la primera medida directa de distribución vertical del ozono; hasta el capitán James Cook, uno de los primeros hombres en alcanzar el Círculo Polar Antártico a bordo del buque Resolute en enero de 1773, llegando con sus informes indirectamente a ocasionar la masacre de algunas especies. Y en 1898, una expedición belga al mando de Adrien Gerlache se encontró con un otoño sumamente duro, de ahí la importancia del transporte marítimo no siempre valorado teniendo lugar en verano cuando el espesor del hielo se hace mínimo permitiendo el paso del rompehielos... O en Nansen, el científico que llegó a Premio Nobel de la Paz hasta Yo, El Fram donde invita al lector a sumergirse en el mundo del buque más famoso de la Historia dentro de la exploración polar dejando por un momento ese Internet tan de nuestros días sumado a esa pandemia que nos descubre quizás en dónde estamos. “Vosotros, los humanos tenéis poca memoria. De tanto pensar en el futuro se os olvida lo que habéis sentido y vivido en el pasado. Yo en cambio, tengo recuerdos imborrables desde el primer instante de mi existencia, cuando aquel joven noruego, un poco engreído y arrogante, llamado Fridtjof Nansen empezó a pensar en mí con unas ilustraciones de Miguel Ángel Portillo...”. Se habló de él como el más resistente barco jamás conocido imaginado para resistir las peores condiciones de navegación y aprovechando la furia del viento y soportando los embates contra los bloques helados, duros como piedras y afilados como cuchillos para poder seguir adelante... Siendo diseñado por el constructor de barcos noruego Colin Archer. Las obras de Cacho o de María Jesús Sáinz de Aja o las de Eduardo Martínez de Pisón, El largo hilo de Seda. Viaje por las montañas y los desiertos de Asia Central, están siempre de actualidad no por ser obras comerciales sino por aportar un conocimiento a un mundo aún por descubrir.