“A veces tenemos una imagen demasiado unidireccional de la India, como de un paraíso de la mística y esto es algo que a los propios indios les molesta. La India es la tierra del pensamiento racional y analítico y eso se ignora en Occidente”, cuenta Óscar Pujol Riembau.

En la primavera de 1999, y gracias a la mediación de la profesora de Estética Oriental en la Universidad de Málaga Chantall Maillard, el filósofo y escritor catalán Rafael Argullol se puso en contacto con nuestro protagonista para llevar a cabo unos diálogos con un representante de la tradición india y ellos mismos. Estos diálogos no pretendían enfrentar a Oriente y a Occidente, sino todo lo contrario. Se celebrarían entre Barcelona y Benarés, en donde desde el año 1986 Óscar Pujol se encontraba viviendo.

“Finalmente fue mi mujer, Mercé Escrich, quien me dio la idea de escoger a un pandit tradicional que no estaba encerrado en el baluarte de su pasado, Vidya Mivas Mishra, interesado de una forma creativa por las aportaciones y subterfugios de la modernidad”.

Fruto de esas conversaciones surgió Del Ganges al Mediterráneo, un diálogo entre las culturas de India y Europa.

Nacido en L’Arboç del Penedés, Tarragona, en 1959 estudió sánscrito en la Banaras Hindu University de Benarés en donde se doctoró en Filología Sánscrita y fue en 1993 cuando comenzó a preparar un diccionario sánscrito-catalán bajo el patrocinio de la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno Autónomo de las Islas Baleares y de la Universidad de las mismas islas con un prólogo de Raimon Panikkar.

Con la poeta Chantal Maillard escribió Rasa. El placer estético en la tradición india, además de numerosos artículos y de haber editado y traducido manuscritos inéditos en sánscrito, como el Tantrapadipa (s.XII). Y con Félix Illarraz daría a conocer una verdadera antología de las principales Upanisads considerada por muchos un clásico dentro del panorama cultural y literario.

Y La ilusión fecunda. El pensamiento de Sankara, en donde parece preguntarse: “¿Es la realidad como una pompa de jabón que flota en el vacío? ¿No es acaso vana la pretensión misma del conocimiento? o ¿son las criaturas fantasmas sombras en un universo sin esencias?”. Así como artículos que para el público nos descubren temas completamente desconocidos desde El libro de la Sabiduría de Rama hasta un excelente estudio en torno a San Juan de la Cruz y los Yogasutras de Patañajali, donde vuelve las pregunta: “¿Es posible comparar dos autores con una distancia histórica y cultural tan grande? La comparación de las dos noches oscuras como los dos modos de contemplación yóguica queda reforzada por el hecho de que para San Juan de la Cruz la noche es una metáfora para la contemplación mística”.

Según sus palabras “se consideran necesarios al menos doce años para aprender bien el sánscrito. Se trata de una lengua muy plástica y flexible y tiene muchos tiempos distintos en función del estilo que se utilice. Comencé estudiando sánscrito como un juego, actualmente se ha convertido en la actividad más importante de mi vida”. A finales del siglo XVIII, algunos estudiosos ingleses se dieron cuenta de la proximidad entre el sánscrito, el griego y el latín. “Son lenguas que han configurado algunas de las grandes culturas clásicas de la Humanidad, donde su literatura encierra unos conocimientos y unos valores humanos que siguen teniendo una gran relevancia en el mundo moderno. No podemos considerarlas como lenguas muertas ya que encierran 3.000 años de experiencia humana”.

Al cierre de esta columna acaba de publicar su esperado Diccionario Sánscrito-Castellano para un público mucho más amplio.

“El latín, el griego y el sánscrito son lenguas que han configurado algunas de las figuras clásicas de la Humanidad. Su literatura encierra unos conocimientos y unos valores humanos que siguen siendo y teniendo una gran relevancia en el mundo moderno. No podemos considerarlas simplemente unas lenguas muertas objeto de curiosidad arqueológica ya que encierran 3.000 años de experiencia humana”.

En esta nueva obra no solo nos acercamos al laberinto de la vida formado por Merçe Escrich y Óscar Pujol, sino que lo hacemos a los seres humanos que forman parte de la vida.

“No es siempre fácil encontrar una traducción precisa cuando las lenguas son cultural y temporalmente tan distantes: de ahí el recurso a la explicación en lugar de la traducción”.

Y en su Patañjali. Yogasutra. Los aforismos del Yoga junto a su estudio Patañjali-Spinoza con el profesor Atilano Domínguez Basalo donde escribe: “Cuando vemos que una persona tiene éxito y es feliz sentimos una tendencia natural de envidia y celos que puede llevarnos a denigrar su éxito. Si por el contrario adoptamos una actitud amistosa podremos ser partícipes de su éxito y aceptarlo y sentirlo como nuestro”.

Sus obras no son mayores ni menores sino complementarias y aunque no lo haga en todas parece añadir algo que ha escrito en su Diccionario Sánscrito-Castellano: “No puedo sino cerrar estas líneas con el agradecimiento a mis padres, Jordi Pujol Rius y Rosalía Riembau Carbó, quienes con su ejemplo me han enseñado el secreto de la constancia” de un hombre con luz propia.