Óscar Figueroa sigue la máxima de aprender y dar a conocer impartiendo cursos de literatura sánscrita en México, en la ciudad de Cuernavaca, con materiales didácticos elaborados en español y adaptando los contenidos a los intereses de los participantes (algo que sucede en todas sus obras), así como el estudio de las religiones de la India, realizando estudios doctorales en la misma Universidad Nacional de México y en la Universidad de Chicago, junto con otros efectuados en el Deccan College Pune o en el Banaras Hindu University en la India.

Ha vertido al español textos en inglés, francés o alemán y tras esta traducción no ha parado de publicar obras como Pensamiento y experiencia mística en la India. El Amritanubhva de Jñaneshvar, un caso ejemplar que lleva a los lectores al siglo XIII.

“Cuando hablamos del pensamiento y experiencia mística en la India —según sus palabras—, hay dos miradas que se iluminan la una a la otra, no solo la primera establece las fuentes de las que se nutre la segunda, sino porque, en retrospectiva, el estudio de Amritanubhava nos ayuda a comprender mejor las fuerzas que le dan su carácter distintivo a la mística hindú en general: Jñaneshvar deja así de ser un caso más para convertirse en un caso ejemplar”.

El propio Óscar se ha puesto a la tarea de coordinar un volumen de estudio y reflexión en torno a La Bhagavad-gita, que no ha dejado de editarse una y otra vez convirtiéndose hacia la mitad del siglo XIX en un auténtico best-seller y el texto religioso más traducido del mundo después de la Biblia.

Se encontraba impartiendo un curso sobre la misma Gita (pronunciada Guita) un poema que consta de 700 slokas, o versos divididos en dieciocho capítulos, que recogen el diálogo entre Krishna y Arjuna justo antes de la batalla de Kurukshetra, en la actual región de Nueva Delhi, formando parte del Bhisma Parva, el sexto Canto del Mahabharata con la profesora Isabel Cabrera, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando esta le pasó el testigo.

“Sin duda —comenta Figueroa— uno de los datos más elementales para apreciar el valor de una producción cultural es la capacidad para pervivir en el tiempo, adaptarse a nuevos horizontes y perpetuar un legado, a menudo asumiendo rostros inéditos o suscitando lecturas originales”.

Algo que estos autores han conseguido. Desde Ana Mª Agud Aparicio de la Universidad de Salamanca, cuyo texto Matar o no matar: he ahí el problema de Arjuna o el profesor Juan Arnau, hasta Javier Ruiz Calderón de la Universidad Pontificia de Comillas, que en su momento realizó un estudio sobre La Bhagavad gita, ediciones del Orto.

Junto al profesor Óscar Pujol, entre otros autores, suman precisamente esas mismas palabras: diversos enfoques que forman parte de una misma realidad. Pero si realmente existe un vacío en lengua castellana son las traducciones efectuadas directamente del sánscrito.

Nos sorprende Figueroa haciendo un homenaje a sus mentores Rasik Vihari Joshi (Gramática) o Madhura Godbole (Gramática métrica) y Wendy Doniger (Epopeyas) y rescatando esos estudios realizados en torno al Tantra que realizó en su momento. Además de coordinar esta obra publica ahora todo un clásico, nunca mejor dicho: Vijñana Bhairava Tantra, una obra fundamental en el desarrollo del tantrismo redactado en el siglo IX dentro de la espiritualidad hindú.

Sumándose así a los trabajos anteriormente realizados por los profesores Laia Villegas y su Samkhyarika. Las estrofas de Samkhya, Óscar Pujol y su Yogasutra de Patañjali o Kumarasambhava y el origen de Kumara. Kalidasa, del experto en sánscrito José Virgilio García Trabazo.

Desde la primera página va paso a paso introduciendo al lector con suma pedagogía. Primero desarrolla cómo ha sido llevada a cabo la traducción; segundo, realiza un estudio preliminar y, tercero, ya que hablamos de un texto procedente del sánscrito, le da vida a este idioma de constante actualidad y hace unos comentarios haciendo de la misma una obra sagrada en el contexto indio, sumada a esos estudios de la Bhagavad gita; totalmente accesibles para todos los lectores. A lo que añade:

“Si existiera un ejemplar que cumpliera con todos los rasgos deseables, el hecho es que la visión tántrica descansa siempre sobre alguna religiosidad que le sirve de telón de fondo: el culto a Síva, el culto a Visnú, el culto al Sol, una escuela budista o jaína”. Y como su última aportación, de la mano de la editorial Kairos, nos sorprende con su Tantra y Sexo. Antología de fuentes clásicas. Algo que al leerlo posiblemente muchos aclaran ciertas dudas de esos mismos términos. ¿Qué dicen esas fuentes sobre el sexo y qué lugar ocupó este en sus doctrinas y prácticas?