De vez en cuando se me escapa exclamar “¡Toma exocet!” cuando alguien lanza un improperio contra su oponente intentando rebatir la postura contraria, y ante la cara de extrañeza de algunos de los que me oyen, acabo explicando, pues ignoran qué es un “exocet”, que se trata de un misil francés antibuques que se hizo famoso porque lanzado desde un avión argentino hundió en un santiamén al destructor inglés Sheffield en mayo del 1982 en las primeras refriegas de la guerra de las Malvinas. Es una comprobación más de que el paso del tiempo sepulta cosas que tuvieron su actualidad, y los olvidos, o la imposición de nuevas realidades nos llevan a otros escenarios. ¿A quién se le ocurre ahora proponer que hay que recurrir a la energía nuclear para producir electricidad? Aparte de que en bastantes países aún siguen funcionando centrales nucleares y que hay peticiones para construir otras más, y eso no es ningún descubrimiento, hay autores que ya lo han dicho y lo han argumentado. Y todo depende de lo que siga subiendo el precio de la electricidad que ahora consumimos. Puede que ese trecho lo recorramos poco a poco, o a grandes zancadas, para que donde se dijo “¡OTAN, no!”, por poner un ejemplo de este país, se acabe diciendo, y tragando, todo lo contrario.