Las fiestas navideñas casi han ocultado la aprobación en el Congreso de los Diputados de una ley que nos hará la vida más sostenible. Oír cómo se rompe en mil pedazos la botella que introducimos en el contenedor puede que poco a poco desaparezca. Y es que la víspera de Nochebuena salía adelante el proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular en la cámara baja. Votaban a favor los dos partidos del Gobierno, además de Más País, Ciudadanos, PNV y Teruel Existe, con la abstención del PP y el BNG. La nueva norma, a falta de su aprobación por el Senado, es la adaptación del marco jurídico español a las directivas europeas. Con ella se va a la fórmula de devolver en el comercio los envases de vidrio, plástico o metal recuperables, por el sistema de pago previo como depósito y posterior rescate de lo abonado al comprar.

El proyecto de ley llevaba unos nueve meses en el Parlamento y sale con medio año de retraso sobre el calendario previsto para su tramitación debido al posible choque con alguna ley autonómica. Pero el consenso ha sido grande ya que los votos a favor suponen un ochenta por ciento de los representados en la cámara. Lo más probable es que supere los trámites en el Senado y vuelva al Congreso el próximo mes con alguna enmienda puesto que alguna formación que votó favorablemente considera que se ha quedado corta. La norma se aplicaría de forma escalonada y en tramos en el territorio nacional e iría entrando en vigor progresivamente mientras algunas propuestas discutidas pretendían que se implantara al mismo tiempo en todo el Estado.

Si en España se pierden diariamente más de treinta millones de envases y solamente se reciclan en nuevos productos un 11% de los desechables, con la futura ley, que ya rige en casi toda Europa y está implantada en medio centenar de países y regiones de todo el mundo, se conseguiría recuperar para su reutilización más del noventa por ciento de los envases de bebidas. Es una de las formas de que no se abandonen los vidrios y latas en cualquier parte, en las aceras, parques, playas y demás espacios públicos, han resaltado algunas entidades dedicadas a la sostenibilidad ambiental.

Devolver el casco es una práctica que se realiza en el ámbito industrial y que hace tiempo fue desapareciendo en el privado en España. No es habitual en nuestro país ir al supermercado con el carro lleno de envases para devolver pero si vemos con frecuencia cómo los distribuidores de bebidas a la hostelería recogen cajas de botellas vacías para su reutilización. Y si uno viaja por Europa se dará cuenta de que en la entrada de muchos supermercados se encuentran unas máquinas en las que introduces un envase y te devuelve unas monedas. Ese envase de desecho, tras un trabajo de reciclaje, se reutilizará sin destruir para un nuevo servicio, es decir, una función más sostenible y ahorradora. También establecerá el desarrollo de la ley la devolución de envases de plástico, pilas y otros pequeños enseres, lo que no hace desaparecer los grandes contenedores, que en países como Alemania también se utilizan diferentes depósitos de vidrio para los distintos colores de uso, pero evita la proliferación de gran cantidad de residuos contaminantes, muchos de las cuales invaden calles, campos, ríos y mares. La recuperación separada de envases que señala la ley promovida por el Ministerio de Transición Ecológica cumplirá con las directivas europeas previstas para 2025 y que ya están implantadas en la mayor parte del continente. El Paquete de Economía Circular promulgado por la Comisión Europea pretende que ese año se recicle un 65% de los envases comercializados; hasta un 75% de papel y cartón, un 50% de residuos plásticos y aluminizados, un 70% de restos de metales de hierro y de materiales de vidrio. También residuos de madera. La nueva ley establecerá tasas —quien contamina, paga— a partir del año próximo para vertidos, incineración y otras actuaciones contaminantes. Estas tasas han levantado algunas quejas en diversos sectores sobre un afán recaudatorio por parte del Gobierno mientras que responsables medioambientales han replicado que “cuanto menos se recaude” significará una mejor gestión de las empresas y una mayor contribución al objetivo de reducción de residuos.