La Opinión de A Coruña

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Matías Vallés

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Putin le da una lección a Biden

La misión fundamental de Biden en la Casa Blanca de Obama eran las meteduras de pata. El vicepresidente le extendía el pésame al primer ministro irlandés por el fallecimiento de su madre, que no había muerto. De este modo, el entonces presidente podía rematar condescendiente que “no recuerdo exactamente a qué se refería Joe, lo cual no es ninguna sorpresa”. Al empequeñecer al número dos, se agrandaba la estatura del número uno. La elevación del subordinado a la presidencia aportaba motivos suficientes para apretar el botón del pánico, no es de extrañar que Putin considerara que había llegado el momento de atropellar a los vecinos.

Dado su currículum, los planetas estaban alineados para que Biden se dejara arrastrar en Polonia por el sentimentalismo dominante. Wagneriano, puso a su discurso contra Putin el colofón de “este hombre no puede seguir en el poder”. Con el doloroso añadido de que se erigía en presidente de Rusia, al estilo de Bush en Irak, el mismo viernes en que el Kremlin empezaba a confesar las carencias de su campaña ucraniana y limitaba sus pretensiones a engullir la porción oriental del país agredido. Dado que Obama ya no está en condiciones de enmendar a su segundón, la horrorizada Casa Blanca se vio obligada a orientar a su despistado inquilino. “El presidente quería decir que Putin no debe ejercer el poder sobre sus vecinos ni sobre la región”.

El astuto mazazo ruso vendría después. Moscú no replicó en tono flamígero, sino que apuntó a que era un discurso erróneo para la concordia entre las grandes potencias, con el siniestro Lavrov en profesor de democracia, “el presidente de Rusia es elegido por los rusos”. Putin le dio una lección a Biden en el peor momento, el primero interpretó a un flemático Chris Rock y el segundo embistió a los Will Smith. Más ortodoxo, el presidente americano arengó a sus tropas estacionadas en Polonia con un “estáis en medio de una lucha entre democracias y oligarcas”, definición que compartiría el Kremlin. En realidad, la guerra es entre oligarcas y oligarcas, solo que unos han bombardeado antes.

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