Les saludo en este 25 de mayo, con la mirada puesta en el Sur, y más concretamente en el vasto continente africano. Porque es en esta jornada en la que la comunidad internacional celebra el Día de África. Una fecha importante, que surge del Congreso de los Estados Africanos del año 1958, y que conmemora el posterior nacimiento de la Organización para la Unidad Africana, (O.U.A.), precisamente un 25 de mayo, en 1963. Eran los momentos en los que se estaban articulando los necesarios mimbres para la concepción de la África de hoy, en un largo proceso que incluyó la descolonización del territorio de dicho continente, previamente llevada a cabo por diferentes potencias extranjeras.

Es en este contexto de celebración en el que me permito dedicar ese saludo, muy especialmente, a aquellas personas que viven entre nosotros y que, por diferentes motivos, tienen vinculación con África. En nuestra ciudad y alrededores no son pocas, con comunidades vinculadas a diferentes países realmente numerosas. Y con ello me refiero tanto a personas provenientes de los mismos como a sus descendientes, aunque en muchos casos estos últimos ya hayan nacido aquí. En estos últimos tiempos, por razones profesionales, tengo la dicha de haber vuelto a conocer a algunos de estos nuevos coruñeses y coruñesas llegados desde África, o cuyos padres y madres vinieron de allí, lo cual siempre es una excelente oportunidad para el intercambio de puntos de vista y para mi propio aprendizaje.

Pero miren, tengamos claro que, además, la riqueza de la diversidad va mucho más allá de lo puramente cultural y social, manifestándose con fuerza en lo biológico. Y es que una mayor diversidad genética es la mejor garantía contra la patología proveniente de la expresión de genes recesivos derivada de un mayor grado de consanguineidad entre los individuos. Tengan en cuenta que, en contra de lo que algún día creyeron personas trastornadas y equivocadas, que lastimaron al mundo con su querencia por una “raza pura”, cuanta mayor mezcla y diversidad, mayor salud genética de la especie. Y esto es algo que podemos agradecer a todos aquellos que, viniendo de fuera, han ido formando familias con individuos de aquí. Exactamente igual que hicieron y hacen muchos gallegos en otras latitudes...

Siempre que me hablan de África en general, sin mayor matiz, me asalta la cautela. ¿Por qué? Porque tengo la impresión de que luego me van a contar una serie de tópicos. Descuiden, yo no lo haré. Y es que si esto es algo que ya ocurre cuando se habla de Europa, o incluso de España o Galicia, ¿cómo no va a ser así cuando abordamos una realidad que, en lo territorial, multiplica por tres a nuestro propio continente, y que además es en general mucho más desconocida? Sí, el África no nos queda lejos desde el punto de vista geográfico, pero sí que lo está desde el escaso conocimiento que hay de su realidad. O, mejor dicho, de su conjunto de realidades, muchas veces muy segmentadas, al existir allí con frecuencia un mayor grado de aislamiento territorial que en espacios semejantes de otras latitudes.

Tuve la suerte de viajar, y compartir tiempo y espacio con personas de varios países de África. No muchos, pero los suficientes para comprender que una visión maniquea, sencilla y simplificada no sirve para entender esa ni alguna otra parte del mundo. Y es que no es posible acudir al tópico para sustituir a la complejidad de lo que representa la vida, la cultura y la organización de cualquier sociedad, y mucho menos si esta es menos estándar y más tradicional. Recuerden, por si les asalta la tentación de acudir a clichés e ideas preconcebidas, que aquí no todos vamos por la calle vestidos de toreros, y que muchos de nosotros jamás hemos bailado flamenco, o que no comemos paella todos los días...

África tiene, como cada lugar, características y necesidades especiales, fruto de la Historia y de sus peculiaridades. Y un día como hoy es el adecuado para explicarlas. Y, al mismo tiempo, para reivindicar los avances de sus diferentes sociedades en muchos ámbitos, incluidos aquellos que tienen que ver con la normalización democrática y la buena gobernanza. O para poner el foco en graves problemas enquistados en zonas concretas del continente, que habrá que intentar revertir con ópticas inéditas hasta hoy, y una visión verdaderamente global, orientada a resultados y con visión de futuro de la Humanidad entera, más allá de meros discursos y declaraciones de intenciones, en un contexto geográfico donde prevalecen intereses ajenos, y al que el cambio climático golpeará especialmente. Pero yo lo tengo claro, estoy convencido de que el futuro de toda la especie estará muy relacionado con el buen desempeño futuro en el continente africano, quizá en una especie de cierre del círculo para la Humanidad, cuyos orígenes también están muy íntimamente unidos a dicho territorio...

¡Feliz Día de África!, 25 de mayo de 2022.