La Opinión de A Coruña

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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

De cómo terminar la guerra

Henry Kissinger, (99 años de edad, uno de los talentos de la Alemania nazi trasplantados a los Estados Unidos, donde fue secretario de Estado en el Gobierno de Nixon, y principal negociador de la retirada norteamericana de Vietnam del Sur tras la derrota ante las tropas comunistas de Vietnam del Norte), ha regresado al primer plano de la política internacional. Y lo hizo en la conferencia de Davos, el santuario capitalista de donde parten las orientaciones sobre la mejor forma de aumentar los beneficios del gran negocio mundial. El asunto escogido —la guerra de Ucrania— no podía estar más de actualidad y Kissinger sugiere para solucionarlo que el actual Gobierno ucranio renuncie a parte del territorio fronterizo con Rusia donde parecen haberse asentado las tropas rusas. Y Rusia debería renunciar también a su pretensión de que Ucrania se convierta en un país neutral y se dedique a servir de puente con Europa. ¿Era este el objetivo final de la invasión armada del territorio ucranio por las tropas de Moscú? Algunos observadores ya apostaban por esa tesis al inicio del conflicto. Entre ellos, al parecer, Kissinger, que conocía a Putin de antaño y había tenido ocasión de analizar la forma rusa de actuar en el terreno diplomático durante la guerra fría. Desde la provincia resulta pretencioso opinar sobre las intenciones últimas de un conflicto armado, y menos todavía desde el momento en que el aparato de propaganda de los contendientes se pone a funcionar a tope. Surge entonces una tropa de improvisados expertos que suelen tomar partido por uno de los dos bandos y discuten con creciente ferocidad sobre el curso de la guerra, exhibiendo mapas y dando detalles sobre el tipo de armas que utilizan unos y otros. Es asombroso el conocimiento de instrumentos para matar que acreditan algunos de los expertos, que en la vida real son pacíficos profesores, periodistas o técnicos de las muchas técnicas que existen. A veces, si hay suerte, son llamados a las tertulias de las televisiones, militares profesionales en situación de retiro. El contraste entre la opinión de los militares y la de los expertos sobrevenidos en estrategas es notable. Los profesionales de la milicia suelen manifestarse más comedidos y discretos que los expertos sobrevenidos. Y acostumbran a combatir los tópicos y las simplificaciones que circulan por los medios. El general Carl von Clausewitz, autor de un famoso tratado, dejó escrito con sencillez prusiana que el objetivo principal de la guerra es desarmar al enemigo. Lo que fue esta guerra lo sabremos a su conclusión y en algunos detalles pasados unos años. Mientras eso llega, habrá que preguntarse algunas cosas. Según se puede leer, la guerra está provocando la destrucción de ciudades enteras, el éxodo de millones de personas, la muerte de miles de soldados jóvenes y una crisis económica de alcance mundial que puede desembocar en una gran hambruna. Ante ese panorama trágico parecería lo sensato acordar un alto el fuego y ponerse a dialogar. Parecería, porque he oído al presidente del Gobierno ucranio que esa guerra va para largo y le ha pedido a los aliados europeos que le proporcionen armamento pesado, tanques y aviones para continuar la destrucción con más eficacia.

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