La Opinión de A Coruña

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Matías Vallés

Al azar

Matías Vallés

No hablar de Vox para no ofender

La tópica admonición progresista a los votantes del PP de que su decisión traerá a Vox, tendría un mayor efecto disuasorio si se recordara a los partidarios de Vox que su voto reforzará al PP. Con los resultados de Castilla o León, más el precedente de la comunidad madrileña, la disociación de la fraternidad PP/Vox es inviable. La contaminación de los conservadores por el abrazo en pie de igualdad a la ultraderecha posee un indudable interés teórico, pero resulta más fascinante la postura entre los demócratas resistentes, el protocolo frente a la inevitable llegada al poder de los chicos de Abascal.

La todavía “mayoría moral” insiste en su postura de abstraerse del auge de Vox, o se concentra en reprocharle tuits, sin duda un ejercicio periodístico de envergadura. La postura dominante es “hablar de Vox lo mínimo posible para no ofender”. La polémica debe centrarse en zanjar si esta omisión es democráticamente fructífera, cuando debería centrarse en la ambigua segunda parte de la proposición. ¿No ofender a quién? Se da por sentado que se trata de no inquietar a la población decente, pero hay más de un indicio para sospechar que la omisión apunta a una complicidad deliberada con los recién llegados. Nada evitará que los postulantes del silencio den la bienvenida a la ultraderecha moderada.

La pregunta clave es más sencilla que este artículo, ¿qué hará usted cuando el alcalde de su ciudad sea de Vox?, un presagio vigente en la totalidad de las encuestas electorales. El “para no ofender” de ahora mismo se deslizará sin traumas hacia una aceptación revestida de fatalismo, el electorado lo ha querido. Quienes hoy exigen el silencio respetuoso con la excusa de no promocionar a la ultraderecha, matizarán al acogerla que “no hace falta ser reiterativos, tampoco decíamos a cada paso que Podemos era de extrema izquierda o peor, comunista”. Los regímenes fascistas no se normalizaron cuando fueron votados por la mayoría, sino cuando fueron aceptados por la mayoría silenciosa. En eso estamos.

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