El hidrógeno es considerado un prometedor portador de energía para el futuro, lo que se conoce como vector energético. Podría abastecer aviones, barcos, coches y camiones, además de permitir la producción de acero y cemento de forma respetuosa con el medio ambiente. Pero el hidrógeno es un gas altamente volátil y su almacenamiento es complejo tecnológicamente y costoso: el gas debe mantenerse en tanques presurizados o licuarse, lo que significa enfriarlo a 253 grados centígrados bajo cero. Ambos procedimientos consumen mucha energía. Un revolucionario descubrimiento podría convertir un tipo de nanopartículas en depósitos de hidrógeno. Las nanopartículas se fabrican a partir de paladio y grafeno y se comportan como nanoesponjas en las que es posible almacenar el hidrógeno de forma segura, eficiente y barata.