La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

palabras gruesas

La indignidad de negar el cambio climático

Mientras los incendios avanzan, las temperaturas alcanzan un año más máximos históricos y el agua del mar se vuelve puro caldo, surge a nuestro alrededor un nuevo negacionismo, que se suma a otros muchos que llevan tiempo poniendo en cuestión cualquier decisión basándose en puros disparates de barra de bar. En este caso, durante el verano ha irrumpido con fuerza negar cualquier atisbo de calentamiento climático, algo que está siendo utilizado sin ningún sonrojo por sectores de una derecha rancia, casposa y ultramontana que piensa que todo vale como munición partidista a la hora de atacar a sus enemigos políticos, aunque alimenten las llamas de la ignorancia y esparzan venenosas semillas de discordia.

Así lo afirmó el consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid del PP, Enrique López, al declarar: “Decir de forma frívola que el cambio climático mata no es propio de alguien que se digne a ser presidente del Gobierno en España”, en respuesta a unas declaraciones efectuadas por el presidente del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, en su visita a una de las zonas afectadas este verano por destructores incendios forestales, en Casas de Miravete, Extremadura. Claro que tampoco nos puede extrañar, cuando los responsables políticos de la Comunidad de Madrid han eliminado el concepto de “crisis climática” de sus programas educativos.

Aunque quien alcanzó las máximas cotas de miseria moral ha sido el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, también del PP, región asolada este año por devastadores incendios forestales, con reiteradas denuncias por la falta de medios de quienes combaten el fuego. Juan Carlos Suárez-Quiñones no tuvo empacho en responsabilizar a los ecologistas por estas catástrofes que se suceden en su comunidad. Solo le faltó decir que la culpa es de los árboles, por quemarse con tanta facilidad.

Hay sectores de la derecha que solo se detienen en aquello que pueden explotar de manera partidista, en lugar de aportar soluciones para todo lo que pueda peligrar en la sociedad. Se alimentan de carroña política, convirtiendo en porquería lo que tocan. Pero ahora, con el empuje de la extrema derecha, asistimos a campañas que tratan de desacreditar todo lo que se les pone por delante porque creen que con ello dañan a gobiernos y partidos oponentes, aunque ataquen conocimientos empíricos y principios científicos en los que la comunidad internacional viene trabajando desde hace tiempo.

Así ocurre, por ejemplo, con el cambio climático que padecemos, que está poniendo a todo el planeta patas arriba, sacudido por sequías persistentes, olas de calor que baten récords, calentamiento de las aguas del mar hasta niveles nunca vistos, interrupción de las corrientes oceánicas, derretimiento de las masas glaciares, facilitando el avance de incendios devastadores en numerosos países. Sin embargo, la extrema derecha de Vox se ha empleado a fondo este verano en negar que estemos viviendo un calor excepcional como consecuencia de ningún cambio climático, llegando a difundir todo tipo de datos y gráficos falsos que han sido calificados como burdos engaños por prestigiosos meteorólogos. Acompañan a sus patrañas de términos despectivos utilizados por el “trumpismo” descerebrado y paleto, como “chiringuitos climáticos” o “dictadura climática” junto a vídeos con intervenciones de diputados de Vox que defienden estas estupideces.

En pocas cuestiones como en la emergencia climática hay tanta unanimidad en la comunidad científica internacional y un trabajo de investigación tan riguroso, amplio y sistemático. Recordemos que más de 234 científicos de 66 países elaboran los informes de situación del IPCC (Panel Internacional de Cambio Climático), que son revisados posteriormente por 78.000 expertos de instituciones investigadoras de todo el mundo, motivando que 14.000 científicos de todos los países hayan pedido una declaración mundial de emergencia climática, llevando a que 233 revistas científicas internacionales hayan publicado un artículo en el prestigioso Bristish Medical Journal urgiendo abordar el cambio climático para proteger la salud global. Pero estos ignorantes ultramontanos consideran que su fanatismo ultraderechista está muy por encima del conocimiento científico que con tanto esfuerzo y rigor se ha acumulado desde hace décadas.

¿Qué podemos esperar de personas que actúan de esa manera ante daños tan palpables y constatables para las personas y el planeta? El avance de la ignorancia, del fanatismo y de la incultura nunca ha traído nada bueno para la humanidad y estos bobos contemporáneos que lo mismo defienden el terraplanismo, que son antivacunas o furibundos negacionistas del cambio climático demuestran los efectos dañinos de esa política ultraderechista carente de principios que avanza a base de convertir en estiércol todo lo que toca, apoyándose para ello en las redes sociales.

No es indigno un presidente del Gobierno que alerta a sus ciudadanos de los efectos destructivos de un cambio climático que están sufriendo este verano con fuerza, ni lo son los miles de científicos que llevan trabajando décadas por conocer y comprender los daños irreversibles que para el planeta, los ecosistemas y la biosfera está causando el calentamiento global, ni mucho menos quienes luchan contra sus efectos apagando incendios, tratando de prevenirlos o difundiendo sus efectos dañinos para la población y nuestra naturaleza. La indignidad se encuentra en quienes niegan la evidencia científica para esparcir su venenosa ideología negacionista y en quienes les aplauden y jalean.

Compartir el artículo

stats