La Opinión de A Coruña

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Ana Bernal Triviño

Cumplir años si eres mujer

Siempre crecí escuchando aquello de que los hombres mejoran con la edad, mientras nosotras, no. Las actrices llevan años denunciando cómo a partir de determinada edad se les complica el trabajo. Leo a Elena Anaya decir que quiere defender las arrugas de su rostro y me acuerdo de discursos de Emma Thompson o Meryl Streep señalando la presión de la edad y sobre sus cuerpos en el cine, conforme se hacían mayores.

Cumplir años parece penalizar, sobre todo, a las mujeres con una dimensión pública, en una sociedad de la imagen y el espectáculo que demanda ser más joven. Lisa LaFlamme, una de las presentadoras de informativos más conocidas de Canadá, ha sido despedida por dejarse las canas debido al “cambio de consumo de los espectadores”. No sabía que los espectadores consumen cabello y no información. No es un caso único. Otras presentadoras se han hecho eco de situaciones similares.

Hace unos días un titular sobre Madonna decía: “Retírese, abuela”, aunque el texto justo asumía cómo se ha criticado a la cantante conforme cumplía años mientras a Mick Jagger y tantos otros se les ponen a las mil maravillas. Nosotras parecemos tener una fecha de caducidad. O te esfuerzas en parecer siempre joven o dejas de valer. Si se cuestionan nuestras canas, arrugas o cuerpos conforme nos hacemos mayores, se entiende las polémicas de no ser madre a determinada edad o hablar de la menopausia.

Muchos titulares han generado también las relaciones de Emmanuel Macron o de Keanu Reeves con sus parejas, mujeres mayores que ellos. Hace unos días, Iker Casillas compartió la imagen con una mujer que no era joven. Los comentarios fueron cada cual más machistas. En cambio, no salta ninguna alerta cuando sus parejas o amigas son más jóvenes, sino que lo consideran como un éxito.

Gracias a las que llevan años levantando la voz contra todo esto. Al final, todas las jóvenes que ahora presentan, interpretan, cantan o son pareja también cumplirán años y pasarán por lo mismo que todas. El sistema buscará siempre un reemplazo cada vez más joven que apenas valora ni experiencia, ni conocimiento, ni vida.

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