La Opinión de A Coruña

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Matías Vallés

Oblicuidad

Matías Vallés

En brazos de la mujer más madura, que siempre decide

Arrecian las críticas sobre la desconsideración hacia las mujeres a partir de una edad indeterminada, pero el arte se niega a darse por enterado. Así que las pinta cada vez más atractivas y desacomplejadas, viviendo y amando de espaldas a la esclavitud que impone el calendario:

Por orden inverso de llegada, la primera mención corresponde a Emma Thompson (63) en Buena suerte, Leo Grande, donde una viuda típicamente inglesa decide experimentar con un prostituto. La profesora protagonista nunca ha tenido un orgasmo y no sería educado desvelar si lo alcanza, aunque todo el mundo ha visto ya a la actriz descubriendo su cuerpo sin tapujos en un desnudo full frontal.

No hablamos solo de cine. La Beatriz catalana de J.M. Coetzee en su reciente El polaco no solo evoca a la Beatrice Portinari del Dante, sino que también es una deseable y deseada mujer casada de cincuenta años, que toma sus decisiones al ser requebrada por un pianista del país de Chopin con una visión peculiar del compositor. No es una gran novela del Nobel, pero sí una perfecta reivindicación de la mujer más madura.

Tilda Swinton (61) no solo interpreta a la primera narratóloga de la historia del cine en la demasiado fantástica Tres mil años esperándote. Protagoniza la película contra el dogma de que “no hay papeles para mujeres mayores de...” y domestica al cotizado Idris Elba, a quien no es injusto afirmar que utiliza según su conveniencia.

Por haberle dedicado una anterior entrega, no ahondaremos en la Fanny Ardant (73) divinizada con toda justicia por Toni Servillo en La gran belleza, y que en Los jóvenes amantes hace perder la cabeza y el matrimonio al galán Melvil Poupaud (49), una relación perfectamente creíble gracias a la increíble actriz que nunca se ha casado fuera de la pantalla.

La constatación de que Julia Roberts (54) también envejece es uno de los golpes más duros que deben encajar sus adoradores. Viaje al paraíso reconfigura sin éxito las comedias de Katharine Hepburn contra Cary Grant, pero el guion obliga a la protagonista a elegir sin réplica posible entre el cotizado galán y modelo Lucas Bravo (34) y George Clooney.

El postre es lo mejor, porque nadie debería perderse el retrato novelesco y cargado de sensibilidad de Julian Barnes a Elizabeth Finch, la profesora solitaria que todos desearíamos haber tenido y que el adolescente Emmanuel Macron (44) convirtió en su mujer, Brigitte Macron (69).

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