La Opinión de A Coruña

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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

La belleza de las Mittelbrunn

La belleza es un regalo de los dioses y por ello casi nadie se atreve a dejar de admirarla. Está en el orden natural de las cosas que las mujeres hermosas (mas que los hombres hermosos) sean objeto de adoración. Y hasta de orgullo si esa belleza pertenece a nuestra tribu y podemos presumir de ella. Viene todo esto a propósito de un comentario que hizo Federico Jiménez Losantos en su programa matinal de radio que comienza a las seis de la mañana. Normalmente, utiliza ese espacio madrugador para combatir sus obsesiones políticas (en eso no se distingue demasiado de otros muecines de la madrugada). Es decir, “el PSOE es un partido soviético”. “Zapatero un agente bolivariano”, “el ex juez Baltasar Garzón, abogado de los narcos”, “Sánchez un enemigo de España que trama la destrucción de nuestro país en connivencia con los independentistas catalanes y los herederos de ETA”, “el Papa argentino un enviado infernal con la misión de destruir desde dentro la Iglesia Católica”. Y así sucesivamente. Según el dictamen de don Federico, la economía española navega sin rumbo ni timonel hacia los bajos de la costa que habrán de destrozarla definitivamente, la moral pública está por los suelos, la Justicia entretenida en venalidades diversas, y para colmo, la derecha política no acaba de encontrar al líder autoritario que necesita para salir del marasmo. Con excepción de la señora Ayuso, el resto de aspirantes al puesto, están en el bando de los “maricomplejines”, esa enfermedad del espíritu que nos legó el nefasto Rajoy. Pero el otro día, don Federico, habló de un asunto más banal y, por ello, quizás más interesante. Se refería a los colonos alemanes que trajo el rey Carlos III para explotar los recursos mineros de Jaén (La Carolina, Linares etc...). Allí se instaló una familia de apellido Mittelbrun (o Mittelbrunn) que más tarde viajó hacia Aragón con el mismo objetivo. Losantos, nacido en Teruel, recordó entusiasmado a Lola Mittelbrun una belleza reconocida como tal en la tierra aragonesa. “Era como una estrella de cine”, sentenció. La cepa del linaje femenino de la familia Mittelbrunn debe de ser fecunda y vigorosa. Mis primas Elisa, Magdalena, y Amelia, son muy guapas. Y en parecido formato hay que citar a las hijas de mi primo Álvaro Verónica, Iniana y María, que unen a la guapeza una contagiosa simpatía. Nadie nos sabrá explicar cómo el farmacéutico José Mittelbrunn Cisneros, al quedar viudo muy joven, decidió instalarse en Luarca, donde se caso con Magdalena Rico-Villademoros y tuvo con ella otros cuatro hijos, entre ellos Magdalena que fue un icono de la belleza femenina en el Occidente de Asturias. En una ocasión que me quede en Luarca a penoctar en el desaparecido Hotel Gayoso con mi hija Laura Ponte (y Mitelbrunn) se nos acercó un valdesano Y nos dijo: “Ponte, la tu fía, ye muy guapa, pero como tu madre ninguna”

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