La Opinión de A Coruña

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Juan Tallón

Parece una tontería

Juan Tallón

Poética bancaria

Casi hay poesía en los beneficios formidables de la banca. En cualquier parte resuena un poema, aunque no se vea. Es imposible que los miles de millones ganados en los últimos meses, a costa de los usuarios, no conduzcan al asombro. Las cosas extraordinariamente grandes tienden a hipnotizarnos. Las estudias y se te escapa un “ohhh” aunque te cubras la boca con las manos, porque la fascinación es más poderosa que todas las tapaderas. Solo lo extraordinariamente pequeño podría hacer algo de sombra a lo mayúsculo, así que supongo que también habría una insólita belleza en que las ganancias de los bancos, al final del año, se quedasen reducidas a euro y medio, pongamos. Sería una catástrofe poética, y seguramente pasajera, antesala de otro ejercicio de ganancias colosales. La esencia de los bancos no es tanto ganar dinero, que también, como salirse con la suya. Son los mejores en las dos cosas.

Poética bancaria

Hagas lo que hagas, como cliente, en especial si pierdes poder adquisitivo y capacidad de ahorro, los bancos ganan. Supieron construir un destino inevitable: ganar o ganar. Transcurren los años, los siglos, y un banco, es decir, una entidad de crédito y depósito, sigue pareciéndome una cumbre de la humanidad, no menos perfecta que la cuchara o la rueda. Nuestra historia con ellos solo acaba de una forma, que recuerda mucho a aquella escena de Retorno al pasado, cuando Jane Greer preguntaba, “¿Existe alguna maldita manera de ganar?”, y Robert Mitchum le confesaba la fea verdad: “Bueno, hay un camino para perder más despacio”. No hay que conformarse con más.

En el fondo, los bancos nacieron para que la vida les sonriese, mientras el resto nos mantenemos a flote, sin más. Alegrémonos de ser aplastados por su voracidad, como el día que Borges y María Kodama visitaron las pirámides de Saqqara, y de pronto salió muchísima gente de la nada, incluido un tipo al que le faltaba una oreja, y mientras los rodeaban el escritor decía, en apariencia tranquilo: “No nos preocupemos, ¡disfrutemos de este bonito momento antes de que nos maten!”.

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