La Opinión de A Coruña

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Tino Pertierra.

solo será un minuto

Tino Pertierra

La prueba de la cerveza

Vamos a tomar una cerveza y quizá te contrate. Steve Jobs embotellaba una manera poco habitual de poner a prueba a los candidatos a entrar en su imperio a demostrar talento, creatividad, empuje, asertividad y todas esas cualidades que (dicen) buscaba en sus colaboradores. Quien presumía de ser un visionario explorador de nuevos caminos para la tecnología y las comunicaciones llevaba a los aspirantes a dar un paseo y tomarse una cerveza. Imagino que permitiría sustituirla por una infusión o un café en caso de incompatibilidad con el alcohol.

Y que esa prueba de barra y birra sería significativa pero no excluyente ni definitiva, salvo que Jobs fuera capaz de tomar decisiones solo por la calidad y calidez de una charla informal con algunas preguntas más o menos ilustrativas de una personalidad.

Lo cierto es que, más allá de la validez anecdótica —o de su aparente superficialidad como método de selección—, se puede valorar como útil el recurso de los encuentros personales donde pueda darse una desinhibición paulatina, no necesariamente con graduación alcohólica, que puede camuflar más que desvelar, sobre todo si se supera la línea roja del “puntín”.

Reformulemos. Conoces a alguien en las circunstancias que sean. Y te preguntas: ¿me apetece ir a tomar una cerveza para conocerse mejor, prolongar esa relación hasta convertirla —tal vez— en un indicio de complicidad? Es una forma de marcar un primer control de calidez: si la respuesta es no, ya tienes un primer dato revelador sobre lo que te transmite. No es garantía de certeza esa cerveza virtual, pero puede servir como simulador de escudo. La pena es que solo vale para el futuro, no para el pasado: ¿quién no ha tenido jefes, amistades, exparejas, familiares o compañeros con los que ahora no iría de cañas ni de coña?

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