La Opinión de A Coruña

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Antonio Papell

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Cataluña y los catastrofistas mendaces

El notario López Burniol publicó el sábado un decepcionante artículo, que se podría calificar de injurioso, sobre la política de apaciguamiento que está aplicando el actual gobierno al conflicto catalán. Como la derecha más conspicua, el articulista sostiene que el PSOE, coaligado con UP y necesitado del apoyo del separatismo catalán para mantenerse, está dispuesto a las mayores claudicaciones; si la doble exigencia del independentismo incluye la amnistía y la autodeterminación, Pedro Sánchez ya habría concedido subrepticiamente la primera, como reforma del delito de sedición en el Código Penal; y si consigue revalidar la presidencia tras las próximas elecciones, puede darse por cierto que Sánchez —“un buen táctico, con una frialdad, una dureza y un desahogo extremos”, escribe López Burniol— concederá a los nacionalistas la autodeterminación. A nadie se le escapa que este es el argumento principal, mendaz, indecente y malintencionado, que utilizan la derecha y la extrema derecha para desacreditar al PSOE.

Es preciso recordar los antecedentes: tras la dictadura, Cataluña se sumó con gusto a una monarquía parlamentaria cuasi federal, en la que podía desarrollar su identidad. La segunda legislatura de Aznar llevó a la Cataluña pacífica y constructiva al paroxismo, lo que fortaleció a ERC y radicalizó a CiU. Cuando Maragall planteó la reforma del Estatuto como medio de recuperar la concordia, el PP dio una grosera batalla en contra, que llegó a la propaganda callejera en toda España y a las presiones exorbitantes sobre el Constitucional, que mutiló una norma previamente ratificada en referéndum por los catalanes. Aquello condujo directamente al 1-O y forzó la aplicación por Rajoy, con el apoyo patriótico del PSOE, del art. 155 de la Constitución y el consiguiente procés.

¿Qué había que hacer después? ¿Encarcelar a cientos de personas durante largos años por intentar la secesión por medios pacíficos? ¿Declarar en Cataluña el Estado de excepción permanente? Este gobierno ha creído conveniente la pacificación. Cataluña ha entrado en razón. Ahora habrá que negociar y pactar un nuevo acomodo de Cataluña en España. Tanto si se hace mediante una reforma del Estatuto como de la Constitución, habrá un referéndum, previsto en la Carta Magna. España no se romperá porque el PSOE, desde que fue reconstruido por los jóvenes nacionalistas de González, jamás lo consentiría. Y afirmar otra cosa es una mezquina iniquidad.

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