Opinión

Gol providencial

El Catecismo del Padre Astete incluía las muertes repentinas entre las gracias actuales, al recordarnos lo eventual de nuestra existencia. Se refería, claro, a la muerte repentina de alguien cercano, no a la de uno. En el Mundial la muerte repentina de Alemania ha ido de la mano del peligro de muerte igual de inesperada de nuestra Selección. Tras el impacto súbito, nos hemos puesto todos a darle vueltas al balón, discutiendo los 7 milímetros que pudieran mantenerlo dentro del campo de España en el segundo gol de Japón, aunque dependiendo siempre del punto de vista. A la vez, la legión de enemigos que se ha fabricado a conciencia Luis Enrique ha cogido ya pico y pala para cavar la fosa. La católica España haría mejor en seguir al Padre Astete y ver ese gol como una gracia actual que ha evitado que nos vengamos arriba antes de tiempo y rearmado nuestra voluntad de salvación.