Opinión

Francisco Peña Científico, académico, escritor y humanista Experto en salud ambiental y en salud pública

Las claves para un futuro sostenible

La pérdida de biodiversidad, la crisis climática, la elevada concentración de microplásticos en mares y océanos, la contaminación del aire en las grandes ciudades que causan 8 millones de muertes al año, se han convertido en los problemas ambientales más acuciantes de la civilización actual debido a los efectos devastadores sobre el planeta y a la salud de la humanidad; razones más que suficientes para la puesta en marcha de medidas drásticas para revertir y/o paliar en la medida de lo posible esta situación. Hay que proteger la biodiversidad si queremos minimizar el riesgo de nuevas pandemias. Un futuro sostenible también significa aprender de la crisis de COVID-19 para evitar en la medida de lo posible que surjan nuevas pandemias en un futuro próximo. Es preciso impulsar el modelo de economía circular, que se sustenta en las cinco R: repensar, rediseñar, reducir, reusar y reciclar, si queremos garantizar el futuro del medio ambiente.

Hay que afrontar las consecuencias del cambio climático, es urgente establecer una estrategia de actuación para afrontar el impacto de la variación del clima en las personas, sobre todo en las ciudades y poblaciones costeras que serán las más amenazadas, así como implantar políticas sanitarias públicas que influyan en la consolidación de modelos sostenibles y hábitos de vida saludables. La planificación energética y urbanística, el transporte ecológico y el vehículo eléctrico serán algunas de las claves para minimizar en la medida de lo posible sus consecuencias. Si bien es cierto que las ciudades europeas están afrontando la contaminación del aire, poniendo en marcha algunas medidas para reducir las emisiones de GEI, mediante el uso de las energías renovables y la movilidad verde, se necesita un mayor nivel de compromiso de los gobernantes y de toda la sociedad en su conjunto, con medidas más contundentes para combatir los problemas de contaminación atmosférica y mitigar los efectos del cambio climático como una cuestión determinante para reducir las desigualdades sociales que existen en la actualidad, ya que la raíz del problema está en la falta de equidad, justicia social y solidaridad, prevaleciendo los intereses de los países ricos sobre los más pobres, y esto no puede seguir así, hay que revertir esta situación.

El liderazgo ejercido por la UE en la COP27 ha sido decisivo, y en ello ha tenido mucho que ver la figura de Frans Timmermans, gracias a su firmeza y determinación no se produjo un retroceso respecto a las medidas aprobadas en las Cumbres de París y Glasgow, ya que numerosos países no están dispuestos a dar un paso al frente en el proceso de descarbonización y transición energética. El tiempo se agota, es preciso movilizar al mundo en la lucha contra el cambio climático, acelerar la descarbonización y la transición energética, apostando por las energías alternativas, la movilidad verde y la economía circular si queremos salvar el planeta y garantizar el futuro del medio ambiente. Ya llegamos tarde para lograr mitigar el cambio climático, ahora es urgente adoptar medidas drásticas para adaptarnos a los efectos del calentamiento global, es un imperativo moral de toda la sociedad de cara a erradicar la actual pobreza extrema y garantizar un desarrollo económico equitativo y sostenible de todos los pueblos del mundo. Es necesario un cambio de estilos de vida en el uso racional de los recursos naturales, ya que todos los que habitamos el planeta estamos obligados a colaborar en su protección. Es una cuestión de dignidad humana, de ética fundamental, de justicia social y de respeto por los derechos humanos. Ese debe ser nuestro compromiso con las generaciones venideras.