Opinión | un minuto

La terapia del agua

Frecuento el polideportivo de San Diego al menos, si no se tuercen las jornadas, dos días por semana. Antes era cuatro, pero en el último sorteo de plazas para los cursillos de natación que promueve el Ayuntamiento de esta ciudad, no tuve suerte y he quedado en reserva y por ello ahora voy menos. Eso no impide que pueda usar la piscina, pues sé nadar y me zambullo, pero mucho menos que antes.

Antes, con el cursillo fijado me obligaba a ir, pero ahora depende sólo de mí, y lo dejo pasar. Javier, uno de los monitores, me anima siempre que puede. Me explica que con la preparación que han recibido en la universidad ellos, los monitores en Educación Física, no lograrán diagnosticar todas las patologías de los usuarios del gimnasio, pero que una vez conocidas sí pueden y saben cómo tratarlas, y me insiste en las ventajas de la natación, en lo que define como la terapia del agua porque te facilita desarrollar casi todos los músculos, y sobre todo porque con la natación hay un estiramiento de la columna que ayuda a recolocar las vértebras como deben estar. Eso es lo que yo he entendido, y así me explico el auge que tiene la natación a todas las edades. Tendré que recobrar la frecuencia de antes.

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