Opinión

El año de las motomamis

Rosalía acaba el año “coroná“ en la portada de la revista Rolling Stone, lo que viene a ser algo así como entrar en el Gotha de la aristocracia pop.

Lo de la Rosalía prometía y ella ha acabado cumpliendo con más de lo prometido. Ha arrasado en los premios, en gira, sus éxitos son automáticamente virales, las marcas se la rifan y pese a toda esa vorágine sigue creando una música sorprendente, inteligente y desinhibida.

El fenómeno Rosalía lleva meses planeando sobre este espacio y era inevitable que, antes de acabar el año, quedara atrapada en la red. Había ganas desde que lanzó nuevo álbum, allá por la primavera, y con él su himno a las motomamis y a las mujeres poderosas, que van de un lado a otro en su moto, imparables. El medio de locomoción que utilicen es lo de menos, realmente, aunque Rosalía es una motomami de ley, por supuesto, y se lo debe a su madre y a su abuela, que además de inculcarle la pasión por las motos le inocularon grandes dosis de confianza y valentía. A la vista está.

Antes de Motomami, Rosalía ya había dejado a la audiencia boquiabierta con la belleza escalofriante de El mal querer. No hay que darle muchas vueltas al título para hacerse una idea del asunto que trata. El disco viene a ser un romance contemporáneo, inspirado en una novela del siglo XIII, que describe cómo evoluciona un amor tóxico, desde el enamoramiento inicial hasta llegar a la obsesión, al castigo y el dolor, y finalmente a la liberación.

Con canciones y argumentos como esos, Rosalía hace más por la educación sentimental de las niñas y las jóvenes, y también de los chavales, que todas las campañas de sensibilización institucionales.

Lo de subirse a la portada de la edición estadounidense de la Rolling Stone no es moco de pavo, por lo que cuentan. Rosalía se ha convertido en la primera artista de habla hispana en hacerlo, la primera española por supuesto y al estar ahí puede presumir de codearse con tipos y tipas como Elvis Presley, Janis Joplin, Michael Jackson, Bruce Springsteen, Madonna o John Lennon con Yoko Ono incluida.

No parece que vaya a detenerse ahí, porque Rosalía solo tienen 30 años y se le notan las ganas de seguir aprendiendo y experimentando. En Saoko avisa: “Yo soy muy mía, yo me trasformo”. Pues deseando disfrutar de nuevo con su próxima transformación y confiando en que, a pesar de su éxito, nunca se olvide de que, antes que nada, ella es una motomami.

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