Opinión

Este raro e imperioso programa

Hay ciertos inhibidores para evitar que la ciencia entre a fondo en algunos programas del robot humano que somos (salvo con los pueblos primitivos). Ocurre con ese manojo de ritos conocido como Navidades. Texto y pretexto ya se sabe cuáles son, como también, por observación directa, el quinteto de prácticas rituales básicas: comida y bebida, alegría forzosa, buenos deseos, profusión de adornos y entrega de regalos, o sea, reforzar las reservas energéticas del cuerpo, relajar la tensión de lucha, mostrar la mejor cara y ganarse a los demás. Las Navidades son desde luego un acelerador y amplificador del consumo, por lo que reportan el consiguiente beneficio a la economía, pero estos son efectos, no causas. El fondo antropológico de las Navidades está mucho menos estudiado que el potlatch ceremonial de los indios Kawakiuti: a ningún robot con dignidad le gusta que le miren el mecanismo.

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