Opinión

¿Habrán salvado el golpe sus histriones?

Oscar Niemeyer hizo en Brasilia, con bellísima simplicidad de rasgos, la pura figuración de un orden ideal para el poder. Tal vez haya en la pureza de esa figuración urbanística y arquitectónica algo quimérico, pero, aunque las impurezas lleguen siempre, todo es impuro si no hay pureza en los principios. Ver el apolíneo y silente centro institucional de Brasilia, la Plaza de los Tres Poderes, violentada por una multitud vociferante, soez y brutal era la imagen misma de la profanación del orden por el caos, un contraste tan exacerbado que, por su potencia simbólica, componía casi una instalación artística móvil a escala 1:1. Seguramente el horrendo espectáculo sería solo la coreografía de un siniestro programa con pólvora real, cuyos instigadores, como sucedió en España el 23-F, no se atrevieron luego a dar la cara ante el mundo, espantados por la peste de sus propias tripas.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS