Opinión | Un minuto

Tener cintura

Oigo esa expresión del jugador de fútbol que es capaz de girarse y cambiar el sentido de su carrera para desbordar al contrario; también sé que se utiliza corrientemente para hablar de la persona que tiene facilidad para cambiar de parecer y seguir otra opción de la que había elegido inicialmente. Pues eso es, más o menos, lo que me sucedió ayer mismo, y lo cuento porque tiene toda la actualidad que nos está deparando la borrasca que ahora nos azota. Desde hacía cuatro días tenía previsto un viaje a Madrid en coche, pero las previsiones meteorológicas me lo iban poniendo cada vez más nublado, y mis familiares me desaconsejaban el ir en automóvil. Aun así, persistí en el plan inicial —no será para tanto, pensaba, y además la autovía A-6 la limpian si hay nevada—, pero el martes, ya anochecido, volviendo de Lugo conduje kilómetros con agua nieve, y eso me decidió. Nada más llegar a A Coruña, fui directamente a la estación de san Cristóbal y saqué billete para un tren a Madrid en la mañana del miércoles. De todas formas, no puedo vanagloriarme del tener cintura, pues seguí erre que erre, hasta que la evidencia —y la insistencia ajena— me indujeron al cambio, que fue más que acertado con lo que está cayendo.