Opinión

Encrucijada mundial

Cuando el doctor en Derecho José Elías Esteve Moltó escribió El Tíbet: la frustración de un Estado, hace ya algunos años, quiso abrir una ventana a un tema que al día de hoy sigue sin una solución.

“El Tíbet sigue siendo, para la mayoría de nosotros, un enigma, o, al menos un país casi desconocido. Y ello pese a su importancia en términos geoestratégicos (políticos, medioambientales) y a su indiscutible influencia en todo el mundo, habida cuenta de la difusión de la concepción tibetana del budismo y a su indiscutible influencia en todo el mundo”, a lo que añade, “el conflicto fronterizo entre la India y China en el Himalaya ha provocado que el régimen de Pekín haya cooperado con Pakistán en proyectos atómicos; factor que ha contribuido a enconar las ya deterioradas relaciones indo-pakistaníes, cuya disputa en Cachemira sigue enfrentando a las dos potencias nucleares asiáticas”.

Ya hace tiempo que los recuerdos amargos sufridos por la India en 1962 ante China han perdido intensidad. Y la figura del actual Dalai Lama ha sido motivo no de uno sino de varios trabajos en torno tanto sobre su figura como sobre los hechos que han sucedido desde que “dejó” el Tíbet hasta el día de hoy.

En los años noventa era algo que salía en todos los medios de comunicación. Autores como el periodista indio Mayank Chhaya publicaban una biografía con el título de Dalai Lama. Hombre, Monje, Místico.

Hasta un joven de nombre Osel Hita fue reconocido como una reencarnación de un Lama muy importante en aquel momento. De hecho se acaba de divulgar su vida en un documental.

El editor y escritor Agustín Pániker no solo publicaba una serie de títulos sino que también ofrecía a sus lectores su esperada Las tres joyas. El Buda, su Enseñanza y la Comunidad. Un ensayo riguroso como nos tiene acostumbrados en sus muchos trabajos donde prima la calidad sobre la cantidad. También el filósofo y escritor académico Fernando Mora ofrecía un estupendo ensayo donde acercaba esa figura no muy conocida ampliando si cabe a la palabra Padmasambhava una especie de subtítulo “y el budismo tibetano”, donde según Mora: “Este trabajo cuenta, asimismo, con gran abundancia de datos que serán de suma utilidad para el especialista, aunque su presentación clara y concisa lo hacen igualmente recomendable para todos aquellos que, más allá de las modas pasajeras, se hayan interesado en el conocimiento profundo del budismo” .

Nacido un seis de julio de 1935 es ahora cuando varios autores a los ya existentes se han ocupado una vez más de su figura ofreciendo un ensayo riguroso.

Alexander Norman conoció al Dalai Lama hace treinta años y ha colaborado con el líder tibetano no en uno sino en varios de sus libros, incluida la autobiografía Freedom in Exile, siendo el presidente de la organización caritativa Help Tibet radicada en Londres. En su obra ya el subtítulo nos parece sumamente sugerente Dalai Lama. Una vida Extraordinaria. Son cuatrocientas páginas que de una manera muy simple nos abren esa puerta a un sabio que en ocasiones ha sido cuestionado por sus propias gentes viviendo más de tres décadas fuera de su país.

“Nunca se ha sentido cómodo con su situación política, ha sido un jugador astuto, durante un tiempo respaldado por la CIA que se ha movido en medio de una violencia generalizada” .

En un momento en que el coloso chino parece estar en todas partes. “China ha invertido demasiado en el Tíbet para abandonarlo sin más a causa de la presión internacional encabezada por el Dalai Lama. La línea férrea Pekín-Llhasa no es más que un ejemplo. Cuanto más invierta China en el Tíbet, menos probabilidades habrá de que se marche”, sostiene Chhaya.

Con una India del siglo XXI donde la figura de Gandhi ha sido cuestionada, Norman quiere dejar claros algunos temas que han salido en los distintos medios de comunicación siendo cierto que tanto la figura del Dalai Lama como la de Gandhi son incuestionables.

Nos acerca a un Dalai Lama que “en privado se preocupa por las necesidades de los demás y, por ejemplo, te pregunta si prefieres café, en caso de que solo se sirva té. Se asegura de que haya productos secos o galletas disponibles, además del dri churra (un queso duro y fresco del Tíbet) al que es aficionado. Baja las persianas para que no le dé el sol en los ojos. Recuerdo una ocasión, durante los primeros días en que nos conocimos, en la que le encontré moviendo sillas en su habitación del hotel”.

Volviendo al trabajo de José Elías Esteve Moltó, tendríamos que preguntarle al coronel del Ejército de Tierra y diplomado del Estado Mayor Pedro Baños en su reciente visita a Galicia, ¿cuál es el papel que ocupa el Tíbet en su encrucijada mundial?

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