Opinión

Más sobre el corazón

Cuando la imagen del PSOE empezó a llenarse de corazoncitos, arrinconando el puño y la rosa (que a su vez había arrinconado el yunque y la pluma), muchos vieron en semejante cursilería una señal de cambio de los tiempos. Atribuir la apoteosis del corazón al predominio del signo femenino puede interpretarse como asunción de los roles de género, así que no lo hago. Digamos que ambas cosas están ahí y son lo que hay. Los asuntos del corazón se han salido hace mucho de la reserva del papel couché, ocupando hoy tramos enteros de máxima audiencia de las cadenas: del monocorde gorjeo de tertulias al reality show pasando por la parte menos inhóspita de los noticiarios. El corazón bombea asuntos de forma inacabable, el público late con ellos y donde hay público hay caja. La última tanda de eventos (Tamara-Íñigo, Isabel-Mario, Shakira-Gerard) es objetivamente formidable; en su género, claro.

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